Su primer contacto real con la poesía fue escuchando a Bob Dylan y Paco Ibáñez. Hacía tiempo que había dejado de ser un niño. Hondo admirador de García Lorca y Rosalía de Castro, Antonio García Teijeiro se fue labrando desde entonces su camino literario entre versos avivado por una de las almas poéticas españolas, Rafael Alberti, del que ha heredado su intimismo."Él me animó a escribir", rememora. En su casa, en Vigo, guarda cuadros que el maestro le regaló. Ayer, los miraba de forma diferente. Su poemario en gallego Poemar o mar -con ilustraciones de Xan López- recibía el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil del Ministerio de Cultura, dotado con 20.000 euros.

-¿Siente que el Premio Nacional le pesa o, al contrario, se encuentra más liviano, más celestial?

-El Premio Nacional pesa, no sé si más de lo que debería. Para mí es una enorme satisfacción. Estoy muy satisfecho porque es una reivindicación clara de la poesía en las aulas, en las casas, para los alumnos a los que les gusta la poesía y no tienen la suerte de que un mediador se la acerque. También es una reivindicación de la poesía en gallego. Me parece muy importante que el Premio Nacional de este año sea poesía y en gallego porque, a lo largo de toda la historia, tengo entendido que solo ha habido dos premios nacionales de literatura infantil de poesía y en lengua distinta al castellano: el de Miquel Desclot en catalán (en 2016 por su poemario Mes música, mestre!) y este en gallego.

- Usted es profesor jubilado, ¿cree que en este siglo la poesía sigue siendo repudiada en los colegios?

-En los centros aún hay gente que no comprende la importancia de la poesía. No se da cuenta de que es más que una simple lectura. Es una lectura de los sentidos, de las emociones, de la necesidad de seguir creciendo por dentro. Lo he comprobado durante mi experiencia docente. Hay mucha gente para la que no tiene importancia la literatura infantil y juvenil.

- ¿Recuerda su primer contacto con la lírica?

-Me hacían recitar en el colegio poemas ridículos y estúpidos. Mi primer contacto con la poesía fue siendo mayor, a partir de escuchar a Bob Dylan y Paco Ibáñez. La voz de Dylan entonces y ahora estaba contando algo distinto a los demás. Paco Ibáñez es la emoción poética hecha canción, me llevó a entender poetas que hicieron mucho para que yo matase a mis demonios internos y empezase a ver las cosas de otra manera con el fin de liberarme de determinadas sombras que no me hacían ningún bien. Con el paso de los años, Ibáñez se hizo amigo mío y puso música a tres poemas en gallego que escribí.

- Su poemario, aunque de estética dulce, resulta contestatario con temas como el medio ambiente.

-Exacto. Mucha gente piensa que, para los niños, vale cualquier cosa y estoy totalmente en contra de ese punto de vista. Mi poesía busca que ellos piensen, que sean respetados. Un poema puede cambiar parte del comportamiento de los niños. A mí me pasó mientras era docente. Tiene que provocar reflexión lejos del panfleto.

- Algunos versos de Poemar o mar denotan melancolía al hablar de que el mar anda mustio. ¿Hondo pensar intimista o influencia de lo que sucede alrededor?

-Si el mar anda mustio, habrá que pensar por qué. En el mar muere gente, lo lleva haciendo toda la vida. Ahora muere gente que busca un lugar de vida para huir de la barbarie. También está mustio porque cada vez está más lleno de basura. Es el gran protagonista de este libro y se siente triste en momentos porque en él pasan cosas tristes, además de que es un poco traidor.

- Rafael Alberti es uno de los autores que homenajea. Él sentía fascinación erótica por el mar, usted...

-Yo siento la fascinación del misterio, del abrazo. Yo me baño todos los meses del año desde hace cinco. Necesito las caricias del mar, ver cómo cambia cada día. Me siento feliz porque leo frente a él y no hay visión más maravillosa que leer frente a las Cíes y un mar que te está hablando. Este libro canta al mar pero en él caben todas mis filias.

- ¿Cómo conoció a Alberti?

-Él me animó a escribir. Tengo en mi casa cuadros suyos, firmados por él. Lo conocí a través de FARO DE VIGO. Hace muchos años hice una crítica en el suplemento "A pizarra" sobre Rafael Alberti para niños, de María Asunción Mateo. A la autora le gustó tanto que se la pasó a él. La leyó y me quiso conocer. Fuimos a Madrid mi mujer y yo y fue uno de los momentos más maravillosos de mi vida. Al igual que Ibáñez, me contagió la generosidad de abrir las puertas a la gente y no pensar que todo está dominado por nosotros. Mi libro Na fogueira dos versos ( En la hoguera de los versos, Premio Merlín y obra inscrita en la lista de honor del IBBY, Organización Internacional para el Libro Juveni) lo acabé en su casa del Puerto de Santa María [Cádiz]. Fue la última vez que lo vi.

- Ya me explicará lo de la goma de borrar de Juan Carlos Martín Ramos, que aparece en el libro...

-Es uno de los mayores poetas en lengua castellana hoy en día. Tiene un poema sobre la goma de borrar. Yo le cogí la goma y creé mi poema. Es una idea robada y dedicada a él.