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"La climatología está favoreciendo la plaga"

Ejemplares del parque de Las Palmeras en Pontevedra reciben tratamiento frente al picudo. // R. Vázquez

Antón Vázquez explica que los tratamientos que se aplican para intentar recuperar a las palmeras afectadas por el picudo rojo "están teniendo un éxito relativo". "Se puede decir que una palmera para poder salvarse en un entorno donde hay mucha presencia del picudo como puede ser todo el litoral de Pontevedra es imprescindible que reciba tratamiento", señala.

Ahora bien, explica que el hecho de que reciba tratamiento "tampoco es garantía de que se vaya a recuperar". "El éxito de los tratamientos depende mucho de que se empiecen cuando el picudo todavía no entró y de que se mantenga una actuación constante de varias aplicaciones ala año, ahora mismo hay varios tipos de tratamiento y de solución", señala este responsable de Medio Rural. "Algunos requieren más intensidad, pero el tratamiento por sí solo no garantiza la viabilidad de una palmera", insiste. De hecho, explica que "a lo mejor un 20 o un 30% de palmeras puede sucumbir igual porque a lo mejor cuando se inició el tratamiento ya tenía dañada la yema".

Vázquez reconoce que la climatología seca y calurosa también está "favoreciendo" la expansión de la plaga. La Xunta tiene instaladas trampas para ver la evolución y tener un conocimiento de la población de estos insectos, dado que el nivel de "vuelos" permita conocer el riesgo de ataque en las zonas en las que se instalan estas trampas. "Nos encontramos que en agosto hubo una subida muy importante de vuelos y capturas" aunque explica que "esto no quita que durante el invierno, aunque no sea capaz de volar, sigue presente y actuando en las plantas y no desaparece completamente".

De hecho, también señala que cada vez están detectando vuelos más tempraneros. Lo normal es que empiecen a volar en abril o mayo, pero ya nos encontramos con capturas a finales de febrero".

En cualquier caso, no está de más recordar que se trata de una plaga que solo afecta a las palmeras y que no es una amenaza para la producción agroforestal en Galicia.

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