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Óliver Laxe: "El cine me ha ayudado a ser una persona cada vez menos idiota"

"Parte de mi libertad está en mi esclavitud", asegura el creador triunfador en Cannes

Laxe, en la casa familia en Os Ancares, este verano.

"Mi plegaria personal como cineasta es recordar a todos que vivimos en el mundo que es un milagro. En vez de mirarnos los pies, hay que mirar hacia adelante para contemplar la vida". Óliver Laxe suelta este mantra personal por el teléfono. Él que convirtió una plegaria visual y sentida en película con As Mimosas, Gran Premio de la Semana de la Crítica en Cannes. El también director de Todos vós sodes capitáns, triunfadora en el festival galo tiempo atrás, recala en Vigo mañana. A partir de las 19.00 horas, recorrerá su filmografía a través de 20 fotos en la 35.ESAV, la Escuela Superior de Artes Visuales recién creada en la ciudad, en Condesa Casa Bárcena, 11. Siente, sobre todo, "responsabilidad, sobre todo porque se trata de una escuela, para mí, importante. Estoy comprometido con el sueño de crearla", confiesa.

-No será fácil repasar su intensa filmografía en 20 fotos.

-Tengo que precisar que son fotogramas de las películas pero también fotos que hizo mi padre en nuestra infancia. De alguna manera, reflejan cómo me formé como cineasta así como ciertas decisiones existenciales que tomé en mi vida. Hablaré más bien de mis pasos como persona en este mundo y de cómo un ciego se sirve del bastón que es el cine para caminar en la vida; de cómo el cine me ha ayudado a ser una persona cada vez menos idiota, aunque a veces parece lo contrario.

-¿Qué motivó su redirección hacia el cine?

-Pienso que se nace cineasta. Aunque mi padre, que trabajaba en una imprenta, hizo un taller sobre fotografía empezando a aficionarse a ella. Lo recuerdo montando el laboratorio fotográfico en el cuarto de baño. En Vigo, mostraré las fotos que él hizo en Os Ancares en 1985 con las que ganó un premio en el Salón de Fotografía de París. Esas fotos fueron las que le dieron trabajo en España y que hicieron que mi familia y yo volviéramos a España.

-¿En qué momento se encuentra el proyecto de su nuevo filme?

-Es un proyecto poliédrico. Una parte versará sobre los incendios por lo que grabamos fuegos en Ourense este verano para entender mejor el universo de los brigadistas. Fue algo apasionante. Las imágenes del fuego son muy hermosas. Después, también está otra parte de Os Ancares. Estoy filmando los dos lados de una montaña y una familia que es de los últimos supervivientes allí. Alude a mi familia. Está sembrado de vivencias personales. Es un mundo que está muriendo y que tuve suerte de vivir. La otra cara de la montaña muestra al brigadista y a quien prende el fuego aunque no busco culpables.

-El fuego tiene como una doble cara con una belleza extraña pero aterradora.

-Todo lo que está en el mundo tiene contradicciones y es paradójico. El propio ser humano es así. De alguna manera quiero ahondar en esa contradicción. El fuego quema y purifica. Hay una técnica que se hace mucho en Galicia que es el "contralume", sacrificar un terreno de árboles para parar un incendio. Los sacrificas para salvar la vida.

-¿Y cuál es sucontralume?

-¿Cuál es mi sacrificio? Es una profesión desestructurante, precaria... porque no hago películas al uso. Se ha menospreciado mucho al espectador. No hubo respecto por parte de los creadores de generar un público sensible. Así que hoy en día es muy difícil aparecer con estas películas que dan un espacio al espectador, porque este no está habituado a ellas. Yo asumo este carácter de cruzado que tengo, pero no estoy solo. Hay que morir en vida, es una ley y la acepto. Parte de mi libertad está en mi esclavitud. Es otra paradoja. El cine me ayuda a entender mejor al mundo y a mí mismo.

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