Tras el descenso palpitante del día anterior en O Freixo, en la parroquia viguesa de Valladares, Arcade tomó el relevo en la competición oficial gallega de carrilanas, la Copa de Galicia. Un total de 42 vehículos se apoderaron del asfalto inaugurando circuito, en una bajada espectacular, de vértigo, que incluso atemorizó a la organización en los días previos por temor a accidentes graves.

El presidente de la Asociación Pozo Vello, José Daniel Álvarez, respiraba a última hora de ayer tranquilo, destacando que no había habido incidentes graves, aunque sí alguna salida en la XIV edición de la Baixada de Carrilanas. El colectivo se encargaba de los preparativos con el apoyo del Concello de Soutomaior.

La organización destacó la alta participación. La bajada ha vuelto por sus fueros después de retomar su curso el pasado año tras cuatro de parón atrayendo a participantes, sobre todo, de la provincia pontevedresa y fachada atlántica.

En esta edición, además estrenaron circuito. Hasta ayer, la carrera tenía lugar en la zona de A Montesiña. Pero en esta ocasión se trasladó a la zona de Arcade de Riba. El anterior no llegaba al kilómetro pero el actual contabiliza 1.200 metros en una pendiente que presentaba un desnivel muy pronunciado.

La prueba arrancó con una manga de entrenamiento. Le siguieron dos de competición. Aunque la afluencia de público fue notable, este comenzó a abandonar el lugar en la segunda por la llovizna que empezó a caer.

Finalmente, los primeros clasificados de las siete categorías premiados fueron Sandra Souto en Gravity Bike; Jaime Calvar -vecino de Soutomaior- en C1-C4, la modalidad para las carrilanas con ruedas de goma; Miguel Rodríguez en Drift Trike; Salvador Costa en CX individual; Samuel Martínez, como piloto, en CX colectivo; y Ricardo Domínguez en Rodamentos.

Fuera de la competición puntuable para la liga gallega, Vanesa Peón triunfó en la modalidad por libre. Esta profesora en el municipio fue una de las artífices de la recuperación de esta bajada.

La idea de la organización es recuperar, en las próximas ediciones, las tradicionales carrilanas de madera, al estilo de las de Esteiro (A Coruña).