La familia Marrel nunca podrá olvidar sus últimas vacaciones en Dénia. Apuraban los últimos días de descanso en Dénia, cuando Orianne, de 16 años, descubrió mientras hacía "snorkel" con su hermano Virgil, de 14, un esqueleto de madera. La familia no sabía lo que era, pero su padre Julian en seguida contactó con el director del Museo de Dénia, Josep Gisbert. La familia volvió al día siguiente a Francia. Gisbert y Julian han mantenido una continua correspondencia. Julian trasladó la geolocalización del hallazgo.

Y el pecio es sorprendente. Gisbert y el concejal de Cultural de Dénia, Rafa Carrió, acaban de dar esta mañana más detalles. Las cuadernas corresponden al casco de la nave corsaria francesa Zefarín, que una fragata acribilló a cañonazos y hundió en 1813, durante la Guerra de la Independencia o de Guerra del Francés. Sí hay referencias documentales del naufragio. A bordo del barco francés iban unos cien tripulantes. Muchos alcanzaron la costa a nado y se les vio luego borrachos entre los viñedos.

Pero faltaba lo más importante. Dar con el barco. El pecio está a 3,5 metros de profundidad y a 350 metros de la orilla de la playa. Se halla en la costa norte dianense. Pero esta mañana no se han dado más datos para proteger tan importante yacimiento subacuático. Además, se ha revelado ahora su descubrimiento y no nada más producirse a finales de julio para evitar que los turistas de agosto se lanzaron a hacer "snorke" en masa en estas aguas. El pecio llevará el nombre de "INVJASUB 811. Derelicte Orianne. Corsario francés Zefarin". En esa denominación se incluye el nombre de la chica francesa de 16 años que lo ha encontrado.

Gisbert ha avanzado hoy que, además de realizar una prospección, estos vestigios deben balizarse y convertirse en el futuro en un lugar de visita cultural para los turistas. Con unas simples gafas de buceo se puede "leer" ese trozo de historia.

Dénia, por otra parte, esconde un patrimonio subacuático potentísimo. Hay localizados unos 80 pecios. Los naufragios en la costa de Dénia eran sonados. En la historia hay referencias de naves que encallaban y se iban a pique durante terribles tormentas y de otras que se hundían en combate.