En esa desigual lucha de David contra Goliat que la animación española, el cine nacional en general, mantiene con la producción estadounidense, cada éxito en taquilla, pequeño o grande, es un triunfo estimable.

El primer "Tadeo Jones" fue un hito por la dignidad técnica y artística del producto y por destaparse como una alternativa plausible para satisfacer a un público familiar. Con ese patrimonio, Enrique Gato trata de apuntalar sus logros en esta nueva aventura del obrero de la construcción que sueña con ser arqueólogo. Una entrega que, como es lógico, pierde parte de la frescura de su predecesora, aunque mejora su ritmo y sus acabados para ofrecer de nuevo un entretenimiento más que digno, aunque la sumisión a los cánones "mainstream" le impidan alcanzar cotas más elevadas.

No es casual que, en sus orígenes, Gato trabajase sobre el personaje de Superlópez, creación magna de Juan López (JAN) y personaje icónico del cómic español. La herencia de esta afortunada parodia de Superman atraviesa a Tadeo Jones, remedo de Indiana Jones, tanto en su vocación por construir aventuras de cierta envergadura como por la visión desmitificadora en torno a las habilidades de su protagonista. Pero Gato no alcanza la pericia narrativa de JAN, blanquea su vertiente humorística y ofrece una mirada excesivamente superficial sobre personajes y lugares, especialmente en una Granada reducida al "cliché", a un tipismo barato de flamenco, paella y toros.

Pese a estas carencias y errores, probablemente debidos a una vocación de penetrar el mercado internacional, "Tadeo Jones 2" reafirma la dignidad de una saga que, a poco que se atreva a dejar la senda marcada por la animación "Made in USA", puede convertirse en algo más que una serie de éxito: puede ser un referente. Aunque, quizás, tampoco aspire a tanto.