Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sami Naïr: "La izquierda vertebra la identidad moderna de España"

"Hay que reorientar la política económica con el empleo en el centro del debate europeo"

Sami Naïr, durante la entrevista. / Natxo Francés

Sami Naïr (Argelia, 1946), es uno de los principales teóricos progresistas europeos. Fue europarlamentario y actualmente es catedrático en Ciencias Políticas y director del Centro Mediterráneo Andalusí (CMA) de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Recién integrado en el Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València, ha participado en un seminario sobre la crisis económica y política europea. Más Europa y más política, es lo que reivindica este analista que conoce a fondo los entresijos del funcionamiento de la UE. Para frenar la ola de desafección que recorre el continente, reclama un rediseño de las instituciones.

--¿Qué tipo de crisis padece Europa?

--Estamos viviendo una crisis económica y también política, y ambas conducen al bloqueo de la construcción europea. La primera se debe a una concepción neoliberal del espacio económico y la segunda viene dada por la no clarificación del sistema político que queremos construir. Eso nunca se puso sobre la mesa por razones estrictamente económicas. Con la crisis de 2008, Alemania y Francia, el "eje Merkozy" [de Merkel y Sarkozy], tomaron las riendas y decidieron adoptar políticas de austeridad mucho más drásticas de las que existían antes.

-¿Tiene salida esta situación?

-Estamos en 2017 y todavía no hemos salido de la crisis, con consecuencias directas también en el campo político. Tenemos más de 20 millones de parados contabilizados oficialmente, se ha generalizado un tipo de empleo totalmente precario, se han privatizados servicios públicos... Todo esto ha producido un auge de los populismos de extrema derecha y de nacionalismos de repliegue, antieuropeístas, que felizmente no ha afectado a España. Hay una gran crisis de legitimidad, la gente ya no cree en la Unión Europea. Por ello necesitamos una Europa más social y democrática, de solidaridad profunda. Hay que reorientar la política económica poniendo el empleo en el centro del debate, pero también hay que rediseñar Europa. La Comisión Europea no debe tener tanto peso, y el parlamento tiene que tener capacidad de hacer leyes. Que el europeo sea el único parlamento que no legisla es una anomalía mundial.

-¿Cuáles son las consecuencias de las decisiones tomadas por el eje franco-alemán?

-El resultado son las dos grandes crisis políticas europeas: el "brexit" en Gran Bretaña y la descomposición del sistema político en Francia, con la desaparición de los grandes partidos y el auge de la extrema derecha de Le Pen. El nuevo presidente, Emmanuel Macron, es europeísta, pero la construcción europea no depende solo de Francia, también de Alemania. Y no sabremos qué va a ocurrir hasta después de las elecciones alemanas del 23 de septiembre. Angela Merkel dice ahora que está dispuesta a integrar el objetivo de crecimiento en las prioridades europeas, pero que pueda tomar decisiones de calado con Francia dependerá del resultado de las elecciones.

-¿Cómo valora el fenómeno Macron en Francia?

-Emmanuel Macron es el producto del fin del sistema político francés nacido en 1971. En las últimas elecciones el sistema de partidos ha estallado. Es un misterio cómo Macron, un candidato sin partido, sin militantes, ha conseguido tantos apoyos financieros y desbancar al resto de candidatos. Habrá que esperar a ver lo que hace, porque no lo tendrá fácil, solo representa al 25 por ciento de los votantes. En lo económico, él está convencido de que hay que eliminar los impuestos a las empresas y sus obligaciones con la seguridad social para que puedan invertir y relanzar la economía...

-¿Más neoliberalismo?

-Sí, neoliberalismo integral. Pero también quiere poner en marcha políticas de empleo, y no solo en Francia sino en toda Europa. También quiere devolver a Francia su papel como gran potencia internacional, y ahí estan sus contactos con Donald Trump, y con Vladimir Putin quiere ir aún más lejos. Es un hombre de centro que afirma querer relanzar la política europea. Pero no sé si desea fortalecer el eje franco-alemán o relanzar el proyecto europeo, o quizás relanzar el proyecto europeo fortaleciendo el eje franco-alemán. En el primer caso, se producirá una distanciamiento todavía mayor con países como España, Italia, Polonia. Y esto es muy problemático.

-Hablando ahora de España. ¿Cómo ve el futuro de la izquierda con la división del electorado entre PSOE y Podemos?

-Desearía ver una reconstrucción de la izquierda española, porque es lo que vertebra la identidad de España, por lo menos la identidad moderna. Ahora se encuentran en un punto de transición: se están posicionando y no sabemos dónde se van a encontrar. Pero para ofrecer una alternativa al pueblo español se necesita una izquierda responsable, con sentido de Estado, y al mismo tiempo que sea capaz de existir a escala europea. La desgracia es que ahora, y no solo en España, las izquierdas no existen a nivel europeo. Necesitamos una izquierda sólida para reorientar la política en la Unión.

"La desestabilización del Magreb sería dramática"

"En realidad, Oriente Medio es una región del mundo que nadie controla; se puede intervenir, bombardear fácilmente, pero nadie la controla"

  • -Usted nació en Argelia y conoce bien el Magreb. ¿Qué ha sido de las llamadas "primaveras árabes" que tanta esperanza despertaron en estos países, pero también en Europa?-El fenómeno se encuentra en una situación de evolución pasiva, latente, oculta, en todos los países del Magreb sin excepción. Evidentemente, con características particulares en cada país. En Argelia, por ejemplo, no se espera, ni se quiere, un estallido porque ya han experimentado la lucha contra el islamismo y han pagado con más de 300.000 muertos.-Hace unos días recibíamos noticias de protestas en la ciudad de Alhucemas, con cargas policiales incluidas. ¿Puede esto considerarse como la llegada de la "primavera árabe" a Marruecos?-Parece que, en este caso, se trata más de protestas por un problema de subdesarrollo económico, y pienso y espero que finalmente haya un acuerdo para ayudar a la región del Rif, tradicionalmente olvidada por el estado marroquí. No podemos permitirnos un Marruecos desestabilizado, como tampoco nos lo podemos permitir en Túnez. Sería dramático para la Unión Europea. Tenemos interés en la estabilidad de estos países y en la integración de sus poblaciones.-¿Y en qué lugar quedan los conflictos en Oriente Medio?-Bueno, en los conflictos de oriente medio hay una situación nueva e interesante: ahí está el movimiento que hizo Francia en siria. El hecho de que Putin, Trump y Macron estén de acuerdo en relanzar el proceso de negociación en el país es muy positivo. Pero, en realidad, oriente medio es una región del mundo que nadie controla. Se puede intervenir, bombardear fácilmente, pero nadie la controla.

Compartir el artículo

stats