Menchu Lamas nació en Vigo en 1954 y poco a poco se fue convirtiendo en una de las grandes refentes del arte gallego tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Ha expuesto en España pero también en Australia, casi nuestras antípodas. Su obra ha pasado por Francia, Argentina, Marruecos o Dinamarca, convirtiéndose en una figura de renombre que ha ayudado a proyectar nuestra cultura plástica internacionalmente, haciéndose merecedora de premios como el Cultura Galega das Artes (2010) o la denominación de Viguesa Distinguida (2016).

En abril y mayo de 1980, Menchu Lamas viajó a Nueva York con Ánxel Huete, Guillermo Monroy y Antón Patiño, su actual pareja.Visitaron el MOMA, quizás el museo de arte moderno más importante del mundo, ubicado entre Times Square y Central Park. Sus instalaciones contienen obras tan míticas como "La Noche Estrellada", que Van Gogh pintó mientras estaba ingresado en un manicomio; o "La Persistencia de la Memoria de Dalí", esos relojes blandos en un paisaje desconsolador que ha pasado a la historia.

El grupo también visitó la National Gallery de Washington o el museo vanguardista PS1, que ha protagonizado proyectos tan interesantes como construir una playa en plena ciudad.

Residieron en el YMCA y en Queens, visitaron a Eugenio Fernández Granell e incluso hicieron una incursión en el Bronx.

Al regresar, a estos artistas y amigos se les ocurrió la idea de crear "una gran panorámica de las nuevas tendencias del arte en Galicia, que llevaría por nombre Atlántica".

El debate fundacional lo dieron los coleccionistas Malena Lepina y Mancho Pereiro, y recibieron el apoyo de personalidades como Ventura Pérez Mariño, Cipriano Jiménez Casas,Xavier Seoane o Víctor Freixanes, actual presidente de la Real Academia Galega.

Atlántica contactó con creadores de toda Galicia que, según afirma Lamas, se unieron con

entusiasmo.

La muestra se materializó en agosto de aquel año en el antiguo Hospital de Caridad (Baiona).

Antón Reixa, fundador de grupos como Rompente (poesía) u Os Resentidos (rock) y director de "O lapis do carpinteiro" o "Mareas Vivas," entre otros logros, se encargó de redactar el provocador manifiesto de Atlántica, titulado"Todo o que non é bricollage", que comienza con este primer verso: "A fotocopia non é o motor da historia".

Lamas relata: "En nuestro ático de Alcabre brillaban con luz propia los psicodélicos pantalones policromos del escultor Mon Vasco, con tres pares de zapatos también en colores intensos a juego. Mon formaba parte junto a Cabanas y Correa Corredoira del grupo de artistas de Coruña incorporados a la muestra."

La pintora resume lo vivido: "Atlántica se convirtió en un acontecimiento, con charlas de Gonzalo Torrente Ballester, Laxeiro, Francisco Pablos, Xosé Bar Boo...Ocupamos días y noches con tertulias continuas".

Sería inabarcable abarcar todo lo que ocurrió alrededor del movimiento Atlántica. Lamas recupera de la memoria algunas personas, obras y proyectos: "Las actividades que realizaron el músico Enrique X. Macías y Manolo Álvarez en 'Xuventudes Musicais' tuvieron mucha repercusión. Julián Hernández participó en jornadas de música electroacústica, para poco después preparar la génesis de Siniestro Total. Ensayaban aquel verano en el chalet de Canido, de la familia de Reixa.También pasaba mucho por Vigo Suso Iglesias, que luego habría de montar el programa de la TVG 'Xabarín Club.'La peluquera Mara Costas ya en aquellos años era toda una referencia, antes de la eclosión mediática del fenómeno de la moda gallega.Y los periodistas Fernando Franco y Pilar Comesaña apoyaron todas las iniciativas renovadoras desde FARO DE VIGO, lo cual llegaría a materializarse poco después con un divertido fanzine."

Atlántica realizó el diseño gráfico de los libros del grupo poético Rompente, que se hacían llamar 'los tres tristes tigres': Reixa, Alberto Avendaño y Manolo Romón.

Su presentación tuvo lugar en las fiestas de San Roque, con cientos de tapas de WC pintarrajeadas y colgadas de los árboles.

"Los Rompente recitaban con megáfono en mano y hacían números circenses, Enma Pino Raso tocaba la batería y Luis Abreu apareció con su infatigable acordeón, mientras yo pintaba un mural en directo", recuerda Lamas, y también la celebración posterior. "En las fiestas de la ribeira, en el Berbés, el 'rebumbio' era total, y Manolo Romón perdió las gafas,que salieron despedidas por el aire. Solo consiguió recuperar un trozo de lente, que le sirvió de monóculo, para proseguir la farra toda la madrugada", recuerda la artista.

El de ese año fue un movimiento intelectual y artístico enorme, que encontró acogida en "Elixio" (cerró hace algo más de dos años) y "A Viúva", donde tuvieron lugar conversaciones interminables en un ambiente humeante y de alto voltaje ideológico.

También era cotidiano para ellos "O Pincho do Gato", en Samil, donde sumirse en la atmósfera pre-rock de "La onda de vigo" y la inflexión del jazz en la ciudad.

Otro lugar de encuentro era la entrañable casa de Guillermo Monroy en San Paio de Navia.

Antón Patiño tenía el estudio debajo del de Laxeiro en rúa do Príncipe, y Lamas justo encima de la librería Librouro, en un piso enorme y de techos muy altos.

Fueron tiempos, describe Menchu Lamas, de "efervescencia e hiperactividad cultural y lúdica. Daba tiempo hasta para ir a la playa,en Barra. Un verano intenso, cuando el tiempo cundía mucho porque se dilataba hasta las cinco o seis de la mañana, que era un buen momento para ir a tomar una de aquellas prodigiosas hamburguesas en el kiosko del puerto, en el Berbés, al lado del Bar das Almas Perdidas".