Valencia se plantea imponer trabajos en beneficio de la comunidad a los menores que hagan botellón, intensificar el control a los locales que les vendan el alcohol y cartear a los ayuntamientos de los turistas que tengan conductas incívicas para informarles de su comportamiento.

Se trata de algunas de las iniciativas de la nueva ordenanza de convivencia en la que trabaja el Ayuntamiento de Valencia y que, según indica en una entrevista con EFE la concejala de Protección Ciudadana, Anaïs Menguzzato, pretende ser "una verdadera herramienta de transformación social".

"La Policía no tiene capacidad de acabar con el botellón. Es una costumbre adquirida y la única posibilidad que tiene el agente de frenarlo es la denuncia, que ha demostrado que es poco efectiva, porque quien paga la multa son los padres", explica e incide en la necesidad de dar a este problema "un tratamiento más integral".

En su opinión, hacer "plantones" en las zonas donde saben que habrá botellón para evitarlo "es inefectivo y poco motivador para los agentes" porque evitan que se instale, pero, cuando se van los policías, vuelven los jóvenes.

"Creo que a un chaval que de manera consciente sepa que está molestando y tiene una conducta incívica, ponerle una denuncia que además van a pagar sus padres tiene poco de efectivo, pero que le pongan a hacer trabajos en beneficio de la comunidad puede ser más interesante", apunta.

Menguzzato plantea que una llamada de atención de los agentes a chavales de 12 o 13 años también "puede servir", además de controlar quién vende el alcohol e intensificar su labor de mediación con los establecimientos que incumplen la normativa y con quien compra la bebida.