Uno de los mayores iceberg del mundo, de unos 5.800 kilómetros cuadrados, se ha desprendido del segmento Larsen C de la Antártida, lo que deja al resto de la plataforma vulnerable a rupturas futuras, revelaron ayer los expertos de la universidad galesa de Swansea, en el Reino Unido. El "parto" de la gran masa de hielo es, a ojos de colectivos ecologistas como Greenpeace, "probablemente una señal del impacto global del cambio climático y de la necesidad urgente de implementar el acuerdo de París". Unos compromisos que están en entredicho después de que EE UU se desvinculase de los mismos por decisión de su nuevo presidente, Donald Trump.

El iceberg se desgajó en algún momento entre el lunes y ayer. El descubrimiento final fue detectado por el satélite Aqua MODIS de la NASA, aunque la fisura que provocó el parto había sido monitorizada durante el último años a través de los satélites Sentinel-1, de la Agencia Espacial Europea.

"Hemos estado anticipando este evento durante meses, y nos hemos sorprendido de cuánto tiempo le tomó a la grieta romper los últimos kilómetros de hielo. Seguiremos monitoreando tanto el impacto de este evento de parto en la plataforma de hielo de Larsen C como el destino de este enorme iceberg", explica Adrian Luckman, profesor de la Universidad de Swansea e investigador principal del proyecto MIDAS.

Pese a las dimensiones del iceberg, no tendrá impacto inmediato sobre el nivel del mar, toda vez que ya flotaba antes de que se consumara su desprendimiento de la plataforma Larsen C, cuya área se ha reducido en un 12%. Los expertos alertan del riesgo de que esta gran plataforma de hielo pueda sufrir el mismo destino que la que fuera su vecina, Larsen B, que se desintegró en 2002 tras sufrir un desgajamiento masivo en 1995.

El iceberg es uno de los más grandes que se han registrado, con una superficie que es diez veces la de la ciudad de Madrid, y su progreso futuro es difícil de predecir. Cabe la posibilidad de que permanezca íntegro en una sola pieza, aunque los expertos consideran más probable que se rompa en fragmentos, parte de los cuales pueden ser arrastrados hacia las aguas más cálidas del norte.

La sombra del cambio climático se cierne sobre este fenómeno. Teresa Ribera, exsecretaria de Estado de Cambio Climático, aseguró que el parto del iceberg es "una señal de alarma extraordinariamente impactante, visual y muy gráfica de a lo que se enfrenta la población mundial". Ribera añade además que tragedias como los incendios de Portugal y Doñana también se deben de poner en relación con este fenómeno global, ya que "ponen de manifiesto hasta qué punto ese riesgo de combustión espontánea, tan difícil de gestionar después, ha sido facilitado por el cambio climático, además de otros muchos factores". Otros expertos, como los vinculados al proyecto MIDAS, se muestran cautos ante la posible incidencia del cambio climático en el desgajamiento del iceberg.