Emmanuel Macron ha propuesto para los primeros años de Primaria un máximo de doce alumnos por aula, con el objetivo de reducir el abandono escolar y crear empleo.

En España la situación es muy distinta. En un Real Decreto aparece recogido que los centros de educación secundaria tendrán hasta 25 alumnos por clase en Infantil y Primaria; aunque esta cifra tope no cuenta con los repetidores, así que la clase de sexto de Primaria de un colegio de Vigo puede rozar los treinta alumnos.

Ramón Méndez Paz, director del Colegio Público Canicouva y Presidente de la Asociación de Directores de Colegios Públicos de Vigo (Adicopuvi), señala que estos números son especialmente inadecuados en lo que respecta a los cursos de Infantil, cuando los niños tienen que pasar por un difícil periodo de adaptación. Méndez Paz afirma que "la sociedad exige una educación adaptada a las necesidades exclusivas del alumno, pero con los medios actuales solo es posible una atención homogénea". Si la clase dura 50 minutos y tiene 25 alumnos, el profesor puede dedicarle dos minutos a cada uno. En palabras del director del Canicouva, "hay una política administrativa errónea, puesto que los repetidores, que precisamente necesitan un apoyo mayor, no se contabilizan en el cálculo. Su razonamiento es que este alumno ya tiene los conocimientos del curso anterior, pero la realidad es que a menudo solo aplazan su problema un año. Gran parte de los repetidores no sacan mejores notas el año siguiente."

Para el director de este centro educativo, el tope óptimo y realista estaría entre 18 y 20 alumnos en Primaria y 14 ó 15 en Infantil, pues "no puede ser tratado igual un niño de once que otro de tres, que necesita ayuda para hablar, subir un peldaño o ponerse el mandilón, y salen de sus casas para enfrentarse a una nueva realidad."

También incluiría en los colegios, como solución complementaria, más profesorado de apoyo en el aula, lo cual "podría ser más eficiente que dividir los grupos, al tener en cuenta la necesidad de integrar a los niños en procesos sociabilizadores. "

Otra directora entrevistada por este diario, a cargo de un centro público vigués, estima que el ratio actual de alumnos por aula no tiene en cuenta la existencia de niños que requieren una atención especializada: por discapacidad, incorporación tardía, desconocimiento del idioma... Calcula que el ideal sería 18, pero le parece imposible que una medida así se presentara en España, pues denuncia que ni siquiera llegan materiales a los colegios. En el suyo han retirado este año al cuidador para niños con necesidades especiales.

En España fueron presupuestados 2.291 millones de euros para educación en 2017. Es la mayor partida desde 2011, aunque muy inferior a las de 2008 y 2009, cuando se superaron los 3 billones de euros.

Un grupo de maestras entrevistadas coinciden en que reducir el ratio de alumnos por aula sería muy positivo, pues permitiría a los docentes atender a las necesidades individuales y ofrecer un servicio personalizado al alumno; siendo también importante que exista coordinación entre el centro y la familia. Apuestan por un ratio en torno a los dieciséis niños por aula.

Rogelio Carballo, presidente de la Federación Provincial de Anpas de Pontevedra (Fanpa), considera no sólo que la medida de Macron es acertada, sino que estamos en un buen momento para plantearla en nuestro país.

Afirma que "no tiene sentido hablar de costes económicos, pues la educación no es un gasto sino una inversión. Aún pensando de forma egoísta, solo la educación puede traer una generación productiva, que pague jubilaciones y contribuya a la sociedad".

A grupos grandes se les puede proporcionar una formación memorística, defiende Carballo, pero no impulsar su curiosidad, desarrollar habilidades ni reconocer inteligencias múltiples.

Tanto Carballo como Francisco Otero, presidente del AMPA del Colegio Mariano de Vigo, defienden que bajar el ratio redundaría en una mayor calidad de la enseñanza, además de ser indispensable para que los alumnos con dificultades puedan tener avances reales.

Otero duda que una medida así se llegue a aplicar en España, centrada en la restricción presupuestaria, aunque el descenso de la natalidad haya provocado que algunas clases presenten un número similar de alumnos al deseado por Macron.

Reducir el número de alumnos por aula, concluye, fomentaría la participación incluso de los alumnos más pasivos, e incitaría al aprendizaje.

Ramón Méndez Paz | Presidente de ADICOPUVI

"Así, la formación individualizada no es posible"

Rogelio Carballo | Presidente de FANPA

"La educación no es un gasto, sino una inversión"