En el CERN de Ginebra, los físicos añaden nuevas páginas al conocimiento gracias a la tecnología de vanguardia que desarrollan ingenieros como los del laboratorio 927, donde se diseñan los imanes superconductores que hacen posible el funcionamiento del gran acelerador de partículas (LHC). El grupo está en manos del gallego Juan Carlos Pérez (Camposancos, 1962), uno de los principales expertos mundiales en la materia. "Cuando llegué aquí hace 22 años, había alrededor de 20 españoles. Cada vez somos más y en cuanto se me presenta la ocasión intento traerlos. Y hasta el momento no me ha defraudado ninguno", presume con orgullo este "hijo de emigrantes" que se marchó siendo un crío a Francia.

Desde hace dos años, su equipo cuenta con otro fichaje gallego, José Ferradás (Pontevedra, 1990), que tras estudiar Ingeniería de la Energía en el campus vigués fue seleccionado para la primera edición de un programa formativo conjunto entre el Ciemat español (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) y el CERN. Su estancia se prolongará, al menos, otros tres años pues va empezar su doctorado en la Universidad de Ginebra. "Es una enorme oportunidad. Trabajar aquí supone una gran motivación, todos los días me he ido a casa contento porque había aprendido algo nuevo. Tuve la suerte de caer en un grupo fantástico junto a los mejores expertos de este campo", celebra.

En el laboratorio 927 se diseñan y se construyen los primeros modelos a escala de los imanes que generan los campos magnéticos en el LHC y que mantienen y focalizan la trayectoria del haz de partículas. Pero además de mejorar las instalaciones existentes también trabajan en el Futuro Colisionador Circular (FCC), que tendrá una circunferencia de entre 80 y 100 kilómetros -la del acelerador actual es de 27- y multiplicará por 7 su energía de colisión a partir de 2035.

"En los próximos 10-20 años tenemos que poner a punto un nuevo tipo de imán que duplique el campo magnético que generamos ahora, por lo que tendrá que pasar de 8,3 teslas a 16. Esto requiere ir a tecnología puntera y estamos estudiando nuevos superconductores para bajas temperaturas, de hasta -271ºC, y también los denominados de alta temperatura", explica Juan Carlos.

La amplitud de los plazos puede llevar a engaño, porque los objetivos jamás se pierden de vista. "Hay una cantidad enorme de trabajo por hacer. Cuando te mueves en la punta de lanza de la innovación no te puedes relajar ni un solo momento", asegura José.

Sirva como ejemplo de lo avanzado que es el ámbito en el que se mueven cada día que, en su tesis, el joven ingeniero intentará arrojar luz sobre algunos de los complejos fenómenos relacionados con los imanes que todavía solo se pueden comprender parcialmente.

Avanzar en la frontera del saber requiere de importantes apuestas económicas, pero ambos defienden que siempre hay un "retorno" para la sociedad y la industria. "Las resonancias magnéticas y muchas otras cosas han derivado de lo que hacemos aquí", recuerda Juan Carlos.

Y España, como uno de los 22 países contribuyentes del centro, también se beneficia de estos avances. De hecho, el experto gallego es el responsable por parte del CERN del proyecto conjunto con el Ciemat para construir en Madrid un laboratorio de imanes superconductores. Será más pequeño que el 927 y tirará de nuestro tejido empresarial para proveer al LHC y a futuros aceleradores de partículas.

Pero esta indispensable labor de los ingenieros queda a veces en un segundo plano frente a los descubrimientos que los físicos logran gracias a sus herramientas. "Todo lo que hacemos aquí es una labor de equipo. No podríamos trabajar unos sin los otros", apunta José.

Juan Carlos, que sintió un "gran orgullo" cuando se demostró la existencia del bosón de Higgs en 2012, subraya que de los alrededor de 2.500 miembros del staff permanente del CERN "menos de un centenar son físicos teóricos".

Esto supone además un atractivo para jóvenes ingenieros como José. "El programa con el Ciemat es una gran oportunidad. Y lo que esperamos es que con el tiempo vuelvan a España muy bien formados y con una experiencia prácticamente imposible de adquirir en otro laboratorio", destaca Juan Carlos.

Tanto es así, que al grupo acaba de incorporarse el mellizo de José, Salvador, que nada más acabar Industriales en Vigo ha decidido seguir los pasos de su hermano. "Es una alegría tenerlo aquí e intento ayudarle en lo posible", dice éste.

Y no son el único caso, el hermano de Juan Carlos, Francisco Javier, también trabaja en el CERN desde hace más de dos décadas, aunque en otro laboratorio. Además, su mujer Marta, una ingeniera de origen húngaro, es jefa de sección y también su hijo Diego forma parte de la plantilla. "En mi pueblo el CERN es muy famoso", bromea.

A la espera de que se cumpla su "sueño" confesado, "un acelerador de langostas en Vigo", Juan Carlos y el resto de talentos gallegos seguirán acelerando desde Suiza el conocimiento y el bienestar de la sociedad europea.