Tras 14 años de lucha contra la burocracia griega Yannis Diamantís y su mujer decidieron dar el paso de contar su historia a los medios de comunicación, pues tras casi tres lustros no han conseguido que Grecia reconozca que el hombre sigue vivo.

Todo se remonta a 2003, cuando Diamantis decidió acercarse al registro civil de su distrito, Egáleo, en el noroeste de Atenas, para votar en las siguientes elecciones legislativas.

Allí, le dijeron que no estaba inscrito en el registro electoral tras haber sido comunicado su fallecimiento.

El error del funcionario se debió a que otro hombre, con el mismo nombre y apellidos, y nombre de padre y madre idénticos, había fallecido en el hospital del Pireo poco antes; solo la fecha de nacimiento era distinta, algo que se le pasó por alto.

Desde entonces, la administración le ha denegado el derecho a votar, a heredar de su padre, a cubrir a su hijo con la protección sanitaria pública. Los funcionarios han llegado a preguntarle a su esposa si, realmente, estaba segura de que su marido vivía. Cansados, han relato el suceso a los medios. Un abogado se ha presentado voluntario para llevarles el caso.