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Los riesgos de la soledad

Gerontólogos y colectivos de familiares piden vigilar las señales de alarma que dan los mayores para avisar de problemas

No será fácil para los vigueses olvidar la imagen de una octogenaria sentada en la cornisa de una sexta planta de un edificio de la Plaza Fernando el Católico que, por fortuna, fue rescatada y puesta a salvo por agentes de la Policía. ¿Por qué estaba allí?, ¿cómo pudo llegar hasta esa esquina del tejado? o ¿cuál es la razón de que durante cinco, diez o tal vez quince minutos que pasaron hasta que intervino la policía la mujer, de 89 años, no hubiese perdido el equilibro, resbalado o hecho un gesto en falso que la hubiese precipitado sin remedio al vacío?

Se trata de respuestas que, en este caso particular, tan solo pueden obtenerse en el seno de esa familia, sin duda aún conmocionada por lo ocurrido. Los vecinos hacen referencia a la tristeza de la mujer, sobrevenida tras el fallecimiento hace un año de una hija, pero la veían a diario paseando o sentada en un banco charlando con otras vecinas. Señalan que vivía sola y que recibía visitas a diario.

"Cada vez hay más personas mayores que viven solas, es una realidad que va en aumento por el cambio de modelo a un soporte familiar cada vez más reducido", explica el presidente de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de Galicia (Afaga), Juan Carlos Rodríguez Bernárdez. Añade que ante esta circunstancia y el hecho de que la población está cada vez más envejecida es vital que las familias conozcan las señales de alarma en los mayores que pueden dar pistas de que se inicia un problema cognitivo.

"Hay que estar atentos al cambio de conductas normales hacia otras atípicas, cambios de personalidad, la desorientación o la pérdida de memoria reciente", precisa. También una "aparente depresión" puede ser en realidad el inicio de un deterioro que afecta también a la percepción de las personas, que pierden la noción del peligro.

No solo se trata del Alzhéimer ya que hay numerosos tipos de demencias y otros problemas cognitivos que afectan a las personas de más edad. "Algunos enfermos no tienen miedo a cierto tipo de situaciones, deambulan de manera continuada durante tiempo, es el caso de las personas mayores que se marchan de casa y desaparecen porque no son capaces de regresar, caminan durante horas sin ser conscientes", añade Rodríguez Bermúdez.

A estos trastornos también hace referencia otro experto, Andrés Vázquez, gerontólogo clínico. "Las personas, sin pensar en un suicidio, quieren salir sin darse cuenta de que tal vez no es posible regresar", afirma el expresidente de la Sociedad Gallega de Geriatría.

En los casos de demencia, "las personas se encuentran muy bien físicamente y el cuerpo les da porque tienen una musculatura entrenada porque están todo el día andando, caminando, moviéndose". Es un trastorno que se llama acatisia, que es la imposibilidad de permanecer quieto. Las personas deprimidas, contrapone el experto, tienden a quedarse quietas en sus sillas, en sus camas. "Es muy raro que un deprimido en un intento de suicidio consiga sortear obstáculos porque físicamente no está preparado para hacerlo y sin embargo una persona con acatisia sí que podría", subraya Vázquez.

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