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Alergia solar, mitos y verdades

Las enfermedades de la piel por exposición al sol aumentan levemente - Un experto ofrece consejos para prevenirlas

El jefe de Dermatología de Povisa, Álvaro León. // Alba Villar

A pocos días del inicio de verano y, en teoría, de los irrenunciables días de sol, el deseo de broncearse vuelve por sus fueros y con él los riesgos para la salud de una exposición incontrolada y sin protección. Entre las distintas repercusiones nocivas, la coloquialmente llamada "alergia al sol", cuya incidencia se percibe con un aumento ligero en los últimos años aunque no sea de forma "tremenda", según explica el jefe de Dermatología del Hospital Povisa de Vigo, Álvaro León Mateos (Arcade, 1975),

Este facultativo aprovecha para derribar el primer 'mito' relacionado con la dolencia. Señala este médico que "la gente entiende alergia solar con un concepto poco preciso. Realmente, hay varias enfermedades de la piel que pueden agravarse con la luz del sol", entre las que se encuentran -principalmente- "dermatosis desencadenadas por el sol" como la erupción polimórfica lumínica o la urticaria solar.

El médico pontevedrés añade la posibilidad de sufrir "erupciones en la piel derivadas de exponerse al sol y tomar medicamentos como antiinflamatorios (analgésicos para el dolor), antibióticos y diuréticos (para orinar más)". También se puede dar el caso de que medicamentos en cremas puedan producir reacción con la exposición de la piel al sol debido a las fragancias o conservantes que portan.

Además, afecciones cutáneas se pueden agravar con la incidencia del astro rey. En este se grupo, se encuentran el lupus cutáneo, dermatomiositis, rosácea y dermatitis seborreica e incluso, raramente, la psoriasis y acné.

De todas las dermatosis (enfermedades de la piel) desencadenadas por el sol, "la más frecuente es la erupción polimórfica lumínica y, normalmente, es la que la gente suele relacionar como alergia al sol", señala el jefe de Dermatología de Povisa.

Apunta que es "un cuadro cuyo origen no se conoce bien. Se sabe que hay unas alteraciones inmunes en nuestras defensas que están detrás del proceso. Este aparece en gente entre 20 y 40 años de edad. Se cree que hay una predisposición genética para desarrollarla".

Esta enfermedad comienza con las primeras exposiciones solares en primavera o verano o también por utilizar cabinas de bronceado. León Mateos explica que "las lesiones empiezan al cabo de pasar unos minutos u horas de exponerse al sol. Raramente, incluso puede tardar días. El cuadro tarda en irse. Clínicamente, el paciente nota lesiones en zonas descubiertas como cara, brazos, cuello, escote y zona de piernas expuesta al sol. En la cara, pueden presentar un enrojecimiento e inflamación, así como granitos o ampollitas de líquido pequeñas que pican mucho. También se puede ver en zonas cubiertas por ropa fina que deja pasar los rayos y luz solar".

El dermatólogo gallego apunta que "con exposición repetida a dosis bajas de rayos ultravioleta en cabinas de radiación en hospitales, la piel puede acostumbrarse y protegerse de esta dolencia", lo que recomienda hacer unas semanas antes de la primavera o estío.

A veces, este tratamiento también se puede aplicar en enfermos con urticaria solar, la segunda afección de la piel con mayor incidencia causada por el sol. "Se caracteriza por la presencia de ronchas que tienden a dar picor, quemazón o incluso dolor. Es más frecuente en las personas con dermatitis atópica. La urticaria solar aparece a los minutos de la exposición, en poco tiempo, las lesiones duran minutos u horas pero el cuadro dura menos de 24 horas. En los casos muy graves, el paciente puede llegar a una reacción generalizada con náuseas, broncoespasmos o síncope con pérdida de conocimiento", concluye el médico de Povisa.

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