"El planeta que hereden nuestros hijos dependerá mucho de lo que hagamos en los próximos 15 o 20 años". Así se refirió ayer Daniel Rey, geólogo, catedrático de Estratigrafía en la Universidad de Vigo y coordinador del Grupo de Geología Marina y Ambiental (GEOMA), a la responsabilidad que todos, desde gobiernos a ciudadanos, tenemos en la salud del planeta y es que el cambio climático es un hecho incuestionable científicamente que está en marcha. Lo que podemos variar, aseguró este experto en el Club FARO, es su intensidad, y por tanto, sus efectos en el planeta y en nuestras vidas.

En este sentido, explicó que en estos momentos, con los datos que se conocen, los expertos en cambio climático barajan dos escenarios. "El primero comprende una subida global de 1,5 grados centígrados a finales de este siglo, por lo que el impacto se notará aunque será moderado. El otro escenario es una subida global de 4,5 grados, lo que supondrá unos efectos sobre nuestras vidas extraordinarios", advirtió.

El conferenciante, que fue presentado por la periodista de FARO Sandra Penelas, matizó que no todos los efectos serán necesariamente negativos, aunque sí revolucionarios y obligará a los estados a adaptarse a nuevas situaciones. Entre las consecuencias que traerá el aumento de las temperaturas se encuentra la redistribución global de todos los medios productivos y puso como ejemplo la pesca.

"A finales de siglo cambiará nuestra concepción de dónde tenemos que pescar y todos los acuerdos que estamos haciendo ahora en función de la productividad tendrán que ser revaluados", expuso en el Auditorio Muncipal do Areal. Esto es, detalló, porque la subida de las temperaturas está provocando el deshielo del Ártico y el agua de los bloques de hielo no sólo está elevando el nivel del mar, sino que está cambiando la temperatura y la salinidad del agua, lo que afecta a las especies que habitan los océanos.

Esta subida en el nivel del mar hará también, en el peor de los escenarios que se plantea el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que islas enteras del Pacífico queden sumergidas y otras cambien su apariencia. También en Galicia. "El puerto de A Guarda no lo conocemos tal y como es ahora", advirtió. Y eso que la Península Ibérica no será, añadió, una de las zonas más afectadas por la subida del nivel del mar.

Las estaciones del año también cambiarán. Los inviernos serán más cortos y más extremos, y variará el patrón de precipitaciones: lloverá más en determinadas zonas mientras que otras sufrirán periodos de extrema sequía. Al mismo tiempo, el planeta experimentará desastres naturales más frecuentes y extremos, que castigarán especialmente a zonas no adaptadas a estos fenómenos adversos y que tampoco son productoras de CO2, una de las principales causas del calentamiento del planeta.

"Una de las características del cambio climático es que los países más industrializados, los que están produciendo más CO2 van a ser los que menos sufran los efectos de esta producción de C02, y los que más lo sufrirán serán son los que menos CO2 están generando, lo que es una situación extraordinariamente injusta", dijo.

Algunos de estos efectos, según el investigador, ya se están viviendo ahora. "De hecho, en 2012 los eventos climáticos extremos produjeron el desplazamiento de 32 millones de personas, la mayor parte, hasta el 98 por ciento, en países en vías de desarrollo", apuntó.

Para intentar revertir esta situación o al menos conseguir el escenario menos malo posible, el de la subida global de 1,5º, los gobiernos firmaron el acuerdo del 25 de septiembre de 2015 en París, que Rey calificó de "importantísimo". "En esta reunión, se comprometieron a adoptar un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza mundial y este acuerdo incluía también el objetivo de paliar el cambio climático. Estas metas deberían alcanzarse en los próximos 15 años y todos somos parte de la solución del problema", explicó.

Con esto, el catedrático de Estratigrafía, que ha dirigido una docena de proyectos de investigación, animó a todo el mundo a implicarse de forma activa en la lucha contra el cambio climático. "Todos somos parte de la solución de este problema; todo el mundo tiene que hacer un poco, desde los gobiernos a las personas como usted y como yo. Cosas sencillas como cambiar las bombillas por LED son importantes para que podamos tener la misma energía pero con una producción inferior de CO2 y conseguir así que la temperatura del planeta no suba más de 1,5º a finales de este siglo", afirmó.