-Usted ha dedicado gran parte de su tiempo a la vida política, ¿qué destacaría?

-Yo fui concejal de Vigo, diputado, vicepresidente de la Diputación de Pontevedra, senador del Reino. Estoy contento de haberme metido en la política. Entré de la mano del vigués José Manuel Otero Novas, que hizo el prólogo de mi libro. Trabajé mucho como diputado. Metía la nariz en todo, me procupaba todo. Luché cuando fue lo de Álvarez, en Cabral. Estaban engañando a la gente diciendo que la fábrica perdía mucho dinero. Yo era consciente de que estaban creando un ambiente de pérdidas para cerrar la fábrica. Eso justificaba que era inviable. Un día, me estaban esperando los sindicatos y obreros en mi casa para conocer las noticias que traía de Madrid. Hice todo lo que pude hasta que cerraron. También hice lo que pude con lo que ocurrió en la fábrica de mi suegro en Redondela, Confeccines Regojo. Casi mil personas estaban en la antesala de quedarse sin sus bienes. Los defendí como gato panza arriba porque no me parecía justo para los obreros que recibieron una orden para ejecutar sus hipotecas (por un crédito concedido para su sociedad anónima laboral) y Redondela ardía por los cuatro costados. Me metí a fondo, tuve entrevistas con Felipe González y ministros y conseguí que se condonara la deuda. Fue un día de fiesta pero me da la impresión de que nadie se enteró de lo que yo hice. Para mí, era una situación difícil porque también estaba mi familia en la cuestión pero yo defendía más el mundo obrero que lo iba a perder todo.

- ¿Qué sueños se le han quedado en el camino?

-(Se queda callado muy pensativo durante largos segundos) Yo creo que se fueron cumpliendo etapas y a esas etapas me enfrentaba con cariño y entusiasmo. No obstante, algo siempe queda por hacer en esta vida. Por eso mismo, el entusiasmo con este libro. Cuando lo terminé, le dije a mis nietos: "Vuestra abuela ya no muere". No lo entendieron muy bien.

- La religión ocupa un lugar importante en su vida.

-La religión, sí. Yo soy un hombre que asumo mi religión y mi sentimiento cristiano de una manera importante, muy importante, en mi vida. Estoy feliz con este Papa que está realmente haciendo una revolución altísimamente histórica. Evidentemente, es criticado por quien quiere una vivencia cristiana dentro de una exigencia que, en algún modo, perjudicó a la Iglesia.