Las capacidades e inteligencias que desarrollemos a lo largo de nuestra vida dependerán de la estimulación que tengamos en los primeros años de nuestra vida y en la adolescencia. Esta fue una de las principales conclusiones de la conferencia que ofreció ayer en CLUB FARO Juan José Juárez, coordinador nacional del Proyecto de Orientación Profesional de la Fundación Bertelsmann. En su charla, "¿Cómo orientar profesionalmente a tu hijo?, explicó que "entre los dos y tres años de edad, en el último año (del primer ciclo) de la escuela infantil, se produce la primera poda neuronal".

Para entender esta expresión, facilitó un ejemplo. "Todos nacemos capacitados para la música pero si en los dos primeros años de nuestra vida no nos estimulan en esa materia, el cerebro irá abandonando esa ruta neuronal. No quiero decir que todo el mundo pueda ser un genio de la música porque le pongan a tocar el piano a los dos años. No es eso. El desarrollo de esas capacidades está influenciado por el entorno de la persona. La persona se juega el potencial de las capacidades en las etapas más básicas de la educación infantil", añadió.

Presentado por Iván Mirón, director general del Colegio Apóstol Santiago-Jesuitas de Vigo, Juárez apuntó que la segunda poda neuronal tiene lugar en la adolescencia. Al respecto, ofreció una interpretación muy importante. "A veces, los jóvenes -apuntó- dicen que no quieren trabajar en nada que tenga que ver con las matemáticas porque sacaron un cinco en los exámenes. Desde la propia familia, se aconseja mirar las notas para ver en qué asignaturas tienen mejor nota para aconsejar que se dediquen a algo que tenga que ver con eso. Esa relación tan lineal no es la adecuada. La mirada tiene que ser más profunda".

De hecho, indicó que el no sacar buenas notas en algo para lo que se tiene capacidad puede deberse a que no se ha conectado con el profesor, por una mala experiencia o por una negación. Esta última se da cuando una persona capacitada, por ejemplo, para las matemáticas, se dice a sí misma que no tiene esa capacidad. "Al final, será un mueble, saldrá corriendo y cogerá lo primero que no ponga matemáticas", explicó Juárez.

Este experto recomendó a las familias "ayudar a desarrollar las inteligencias (capacidades) más plasmadas para dar más amplitud al desarrollo". Esto será clave en la elección de la formación pero también en el desempeño del trabajo en el futuro.

De hecho, señaló que "las competencias socioemocionales y empleabilidad son tan importantes como el currículo académico". Con ello, hizo referencia a la autopercepción (descubrir quiénes son) y la expresión emocional, así como la percepción emocional de los otros (saber cómo están los otros antes de hablarles y conectar con ellos con empatía) o el manejo interpersonal, entre otras.

Juan José Juárez subrayó que "el puesto de trabajo no se lo lleva el de las mayores notas sino el de mayores habilidades sociales". Animó a las madres y padres a ayudar a sus hijos a desarrollarse en un entorno multicultural conociendo cómo viven otras culturas, entendiendo lo diferente como algo enriquecedor al tiempo que se aprenden lenguas como puente de comunicación.

Clave, para él, son también las competencias digitales. Para ello, recomendó que "los menores sean creadores de contenidos digitales, aunque no se dediquen a estudiar temas tecnológicos". A su juicio, "no deben enterrar esa dimensión porque ese será el escenario en el que se moverán en el futuro".

Así, apuntó que "ser emprendedor no es un carácter sino una actitud ante la vida y el trabajo", que incluye saber cuidar la red de contactos, ser alguien que piense de manera distinta (ser creativo), que tenga capacidad de expresar ideas, y que convenza a otros para que las sigan sus ideas. Se trata de habilidades que se deben estimular y ayudar a desarrollar.

De cara el futuro, advirtió de que los escenarios son tan cambiantes e inciertos en las empresas que pueden romper a la persona. "La persona debe tener una vida interior para evitar que se rompa en la incertidumbre laboral; hay que saber moverse en un escenario de cambios". Para conseguirlo, se debe trabajar desde pequeño las habilidades artísticas, técnicas de relajación y reflexión. "Te ayudan a ser resiliente -resiliencia es la capacidad de adaptarse a un estado o situación adversos- para aguantar situaciones de estrés y progresar mejor", señaló. Todos estos consejos y otros los ofreció resumiendo el libro Un futuro para tu hijo, de Vicente Hernández.