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Héroes de la frontera

FARO reúne en el puente de Tui a los dos guardias civiles y al agente de la GNR que evitaron que una mujer se arrojase al Miño - "Sientes que para esto llevas el uniforme", valora uno de los efectivos

El sargento primero de la Guardia Civil Juan Antonio Martín (izq.) y el agente Manuel Bugallo (dcha.), junto al efectivo de la GNR lusa João Antonio Oliveira en el antiguo puente internacional de Tui. // R. Grobas

Hay hazañas profesionales que perduran en la memoria. El guardia civil Manuel Bugallo Fernández atesora dos. La primera fue en 2011 y, además de satisfacción personal, el heroico acto le reportó una condecoración. La segunda es reciente, ocurrió hace una semana. Ambos casos tuvieron el mismo escenario, el antiguo puente internacional que une Tui con la localidad portuguesa de Valença do Minho. Y en las dos ocasiones logró salvar sendas vidas. Y es que este agente -el mismo que hace seis años no dudó en lanzarse al río Miño para sacar del agua a una joven tudense de 25 años que se había tirado desde el puente- es uno de los tres efectivos que impidieron que otra mujer que además portaba una cuchilla de bisturí se arrojase desde esa misma estructura. Las manos de este guardia civil fueron las primeras que lograron sujetarla para tirar de ella y alejarla de la barandilla, pero igual de clave fue la actuación del sargento del mismo cuerpo Juan Antonio Martín Márquez y del agente de la Guardia Nacional Republicana (GNR) lusa João Antonio Oliveira Rodrigues para tratar de tranquilizar primero e inmovilizar después a la mujer, de 38 años y del país vecino, con el fin de impedir que cumpliese su propósito. FARO reunió a los tres efectivos en el puente internacional de Tui.

Los tres están destinados en el centro de cooperación policial y aduanera hispanoportugués (CCPA) de Tui-Valença. Allí estaban este pasado 27 de marzo cuando, casi alas nueve de la noche, un ciudadano acudía allí y les avisaba. "Vino a la puerta y me dijo que acababa de cruzar el puente y que le parecía que una chica quería arrojarse al agua", relata Juan Antonio Martín, sargento primero en ese centro.

"¡Vamos rápido que una chica se va a tirar!". Ésa fue la frase que a continuación el sargento trasladó al guardia civil Manuel Bugallo. Y acompañados también de un miembro de la GNR se dirigieron a pie hasta allí. Tenían la ventaja de que estaban muy cerca, a apenas 200 o 300 metros del punto donde se encontraba esa mujer apoyada a la barandilla, con un bolso azul bajo sus pies y con una cuchilla de bisturí en la mano. Se aproximaron cautelosos para no alarmarla. El sargento fue el primero que intentó asirla. "Pero mostró la cuchilla, hizo un ademán hacia el cuello y empezó a gritar que la dejásemos morir", cuenta. Lo primordial para ellos fue dialogar con ella y tratar de tranquilizarla. Toda precaución era poca.

En un momento dado llegó la oportunidad que buscaban. El agente Bugallo - "muy hábilmente", elogia su sargento- pudo aproximarse por detrás a la mujer aprovechando que ella no lo veía. Ella tenía la cuchilla muy cerca del cuello y fue en el instante en que alejó el arma de su cuerpo cuando el guardia civil decidió actuar. "Como no me veía, logré sujetarla de la mano derecha y llevarla hasta la zona interior del puente para ponerla a salvo", señala.

La situación siguió siendo delicada durante unos minutos y fue necesario que los tres efectivos colaborasen para sujetar e inmovilizar a la mujer. "Insistía en que quería volver a la barandilla, que quería tirarse...", describe Bugallo, que recuerda el momento en que la joven tenía el bisturí dirigido hacia su cuello como el más "peligroso" de la intervención. Ahí, inevitablemente, asaltan las dudas de qué hacer. Se mezclan, describe, "tensión e incertidumbre". "Por un lado piensas que todo va a salir bien; pero también te imaginas lo contrario, que se asuste y se haga algo ella o haga ademán de herirnos a nosotros...", afirma.

Por fortuna en esta ocasión obtuvieron la más satisfactoria de las recompensas: salvaron la vida de la mujer. "Cuando pasa algo así te sientes bien, orgulloso; piensas que para esto es para lo que vistes el uniforme", admite Manuel Bugallo, que ya atesora una medalla al mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo. La que le concedieron tras arrojarse al Miño la noche del 4 de abril de 2011 para salvar a una joven que había saltado desde ese mismo puente internacional. El riesgo que corrió entonces fue mayor, pero, pese al agua helada del río y la maleza, pudo rescatar a la chica cuando ya estaba medio inconsciente.

Tras la intervención de la semana pasada, el sargento del CCPA también valora este tipo de actos: "Es reconfortante; porque el balance es que hemos salvado una vida".

Los auxilios humanitarios, una labor clave

  • Los auxilios humanitarios son también una parte muy importante de la labor de la Guardia Civil. Buena prueba de ello son las más de 1.500 intervenciones de todo tipo registradas el pasado año en la provincia de Pontevedra y en las que actuaron las patrullas de Seguridad Ciudadana y en algunas de ellas también el servicio marítimo del cuerpo -no se contabilizan en esta estadística las que hace la Guardia Civil de Tráfico-. Hechos como el registrado hace una semana en el puente de Tui forman parte de los denominados auxilios sanitarios. Durante 2016 los agentes registraron 557 alertas de este tipo en las que el número de personas a las que se prestó ayuda ascendió a más de 880. La casuística es muy amplia. Las intervenciones para evitar suicidios son una de ellas, pero hay muchas más y que se producen con mucha mayor frecuencia, como ayudar en todo tipo de circunstancias a personas que están heridas o enfermas.

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