En un verdadero campo de batalla se convirtió el pasado domingo -precisamente celebración del Día del Padre- un campo de fútbol de Mallorca en el que jugaban chavales de entre 12 y 13 años. El encuentro tuvo que ser suspendido cuando, tras una jugada polémica, varios padres de jugadores de ambos equipos iniciaron una pelea en la que no faltaron agresiones como patadas, puñetazos, insultos y gritos.
Este tipo de situaciones provocan vergüenza y sorpresa a entrenadores y padres ya que, aunque advierten que es habitual ver a algún padre exaltado, "muy pocas veces se llega a las manos, como lamentablemente ocurrió en este caso". Así lo asegura Carlos Hugo Bayón, entrenador de las categorías inferiores del Celta, que destaca la formación tanto a padres como a hijos como "la mejor forma para prevenir este tipo de violencia, que es inadmisible".
Esta labor se la toman muy en serio en el Celta. "Hemos establecido una serie de valores que tienen que regir a nuestros jugadores, desde la cantera a los profesionales, que aparecen en una rosa de los vientos que tenemos en varios puntos de nuestras instalaciones, para que los tengan presentes en todo momento", describe Bayón. "Y no solo es esencial formar a los niños, que lo hacemos tratando cada semana un valor, también es imprescindible concienciar a los padres, por lo que tenemos con ellos varias reuniones donde se abordan temas como el comportamiento en el campo", describe el coordinador. "Afortunadamente, el caso de Mallorca es una excepción y cada vez los padres se esfuerzan más y conseguimos que haya menos episodios de este tipo en los campos", añade, al tiempo que recuerda que "los padres tienen que saber su función y los entrenadores la suya, tiene que quedar claro que no se pueden meter unos en las de los otros".
El psicólogo del equipo vigués, Joaquín Dosil, destaca también el respeto como palabra clave para evitar conflictos. "Sigue habiendo padres que se descontrolan, se increpan unos a otros e, incluso, que insulten, pero sin llegar a las manos, el caso de Mallorca es hoy en día una excepción", afirma. El psicólogo asegura que la formación que desde el club ofrecen a los padres "funciona muy bien; les damos claves como por ejemplo cómo tratar a sus hijos antes y después de los partidos y, por supuesto, cómo comportarse durante los mismos. Cada niño es diferente pero, sobre todo, tienen que darles ejemplo de respeto tanto hacia el entrenador como hacia los otros padres y los niños de ambos equipos", indica Dosil. El psicólogo aconseja a los padres que "sean ejemplo de empatía y escucha activa".
Con Dosil está de acuerdo la también psicóloga María Dolores González, coordinadora de la Comisión de Psicoloxía e Deporte del Colexio Oficial de Psicólogos de Galicia. "El objetivo es prevenir para que este tipo de situaciones no se lleguen a producir", indica. "Los padres tienen que entender que este tipo de comportamientos agresivos perjudican enormemente a sus hijos". La experta asegura que es el fútbol el deporte en el que más se repiten estas situaciones, que están provocadas "por la frustración de los padres, que tienen unas expectativas demasiado altas en sus hijos". Sin embargo, González asegura que ese tipo de violencia también se la encuentran en otros deportes como las carreras populares. "Hace poco un padre se me abalanzó porque le dije que no podía correr con su hijo de 5 años, que tenían que hacerlo los niños solos", lamenta.
"Entre los padres hay de todo; educados y otros que se comportan como cavernícolas", asegura por su parte Raúl Casás, entrenador de benjamines de la Escuela de Fútbol de Cobres. "Algunos padres dicen barbaridades a sus hijos, aunque cada temporada insistimos en que pueden animar pero respetando siempre los límites", destaca Casás, que admite que también algunos entrenadores se exceden al expresar sus recomendaciones a los jugadores. "Yo siempre intento no alzar la voz; hablar a los niños con un tono normal, dar ejemplo de educación es esencial", concluye.
Ciertamente en los partidos de fútbol se registran más percances que en otros deportes. "El baloncesto está a años luz de lo que ocurre en el fútbol", asegura Carlos Colinas, entrenador del equipo femenino del Celta de baloncesto. "A veces los padres se confunden con las expectativas que tienen sobre sus hijos, creen que son grandes estrellas, y eso puede crear conflictos, pero esto es un reflejo general de cómo está nuestra sociedad", añade Colinas. "Los padres tienen que tener claro lo que admite el club y lo que no porque lo que ellos hagan en las gradas también repercute en la imagen nuestra", finaliza el entrenador.
