La parte más controvertida llegó de una ligera crítica a posicionamientos actuales. "Estoy en contra de mis colegas psicólogos que promueven el egoísmo: 'tienes que pensar en tí, pensar en ti', continuamente, dicen; pues yo creo que necesitamos más gente compasiva que se preocupe por los demás y su estado emocional, que tanto por ellos mismos", aseguró. Del mismo modo que denunció la campaña continua a favor de la felicidad: "Si no eres feliz, pareces imbécil. Te dicen a todas horas que tienes que ser feliz, pero en realidad convivimos con la adversidad", incluyó el experto.

Quizás por eso, la tercera parte de su segundo libro, "Kintsukuroi, El arte de curar heridas emocionales", da las herramientas necesarias para poder recomponer el amor, la ilusión o la autoestima. Unas claves o trucos que podrían resumirse en tres puntos: ganar perspectiva, pensar diferente y pasar a la acción. "No construyas un muro para protegerte, ya que lo único que hará será aislarte", aseguró ayer en Vigo. Compartir alivia la tristeza, según Navarro.

"Es muy fácil pensar que te despidieron porque le caías mal a tu jefe, en vez de que a lo mejor lo hicieron porque no estabas haciendo bien tu trabajo u otros problemas externos. Pararse a pensar y recuperar la perspectiva es crucial para cerrar la herida y avanzar".

Unas cuestiones existenciales imprescindibles para encontrar la causa, consecuencia y solución, a las que habría que sumar otras dos: ¿Qué sentido tiene lo que he hecho hoy? y ¿cómo me he complicado hoy el día?, interrogantes que el psicólogo se plantea todas las noches antes de acostarse. "Estas cuestiones te ayudan a recapacitar sobre las cosas que puedes seguir mejorando para vivir plenamente contigo mismo y con los demás", asegura.