Una de sus líneas de investigación es la definición de políticas de optimización y control para el diseño de nuevos bioprocesos para dar respuesta al grave problema medioambiental y socioeconómico que suponen los descartes pesqueros que la nueva política pesquera común de la UE obliga a desembarcar en tierra y para los cuales no hay aún un uso definido. El ingeniero químico Luis Taboada Antelo (Santiago, 1977), nuevo científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Marinas (IIM), se incorporará al grupo de investigación "Ingeniería de Bioprocesos" del centro vigués, donde lleva trabajando desde 2002.

- Una de sus líneas de investigación es buscar soluciones a los descartes de pesca, que a partir de 2019 no podrán arrojarse al mar. ¿Cómo afectará esto a Galicia?

-A Galicia ya comenzó a afectarle en 2015 con la pescadería de la merluza, y en 2019 la obligación de desembarcar los descartes afectará también a las demás especies sujetas a cuota. Los datos son que va a haber un problema importante en algún momento porque las capturas que hoy se están descartando porque no tienen un comercio, no tienes cuota o no puedes traerlas a tierra por ser tallas mínimas habrá que traerlas, con lo que nos vamos a encontrar con situaciones bastante llamativas en cuanto a volumen. Lo que nosotros estamos haciendo es evaluar esos números y diseñar procesos para aprovechar los descartes que la nueva política pesquera común obliga al desembarque para darles salida, bien valorizándolos o bien gestionándolos de manera eficiente de forma que suponga una minimización del coste de la gestión para los pescadores.

- ¿Se podrían aprovechar mucho más los recursos del mar?

-Desde luego. El mar no deja de sorprenderlos ni de darnos comida, pero también pensamos que es una fuente inagotable y no es así. Muchas especies están superexplotadas, por lo cual no pueden reproducirse ni regenerarse, lo que es un problema. Tenemos que cuidar y explotar el mar de manera sostenible porque preservar los recursos marinos es primordial para el futuro de la sociedad.

- ¿Prohibir los descartes en mar es una medida eficaz para preservarlo?

-Hemos tirado al mar toneladas de peces muertos o moribundos que alteran el ecosistema. Desde el punto de vista medioambiental es un beneficio para la sostenibilidad de los recursos y también sociopolítico para garantizar el futuro de la pesca, pero hay que ver qué se va a hacer con toda esta biomasa en tierra porque a día de hoy una de las pocas salidas es mandar ese excedente para fabricar aceite de pescado. Nosotros, sin embargo, creemos que hay otras vías más adecuadas o interesantes tanto para los pescadores como para la sociedad.

- ¿Y qué salidas son estas?

-Lo primero que se nos ocurre en cuanto a la biomasa es alimentar a la gente. Estamos trabajando en un línea de reestructuración de pescados, básicamente son bloques de músculo picado que se utilizan para hacer palitos, albóndigas, croquetas y salchichas para el consumo directo, y después, en el campo biotecnológico, para obtener colágeno y acido hialurónicopara cosmética. Hay varias líneas abiertas que estamos evaluando, aunque lo primero es siempre alimentar a la gente, aunque sabemos que a partir de otros subproductos se pueden hacer otros productos de interés.