El Papa Francisco señaló ayer a Josef Mayr-Nusser, muerto en el campo de concentración de Dachau en 1945 y declarado beato el pasado sábado, como "modelo para todos los fieles laicos y especialmente para los papás". Francisco ha recordado a Mayr-Nusser como "padre de familia" que "fue asesinado porque rechazó unirse al nazismo por fidelidad al Evangelio".

El Pontífice ha puesto al mártir como modelo y ha subrayado su faceta de padre en un día en que "recuerda con gran afecto" a todos los padres. "A todos los papás, les saludamos con un gran aplauso", ha exhortado el Papa a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

Francisco se ha referido también a las víctimas de las "devastadoras inundaciones" que asolan Perú, a quienes ha asegurado "su cercanía" y su oración "por las víctimas y por quienes se están dedicando a prestar socorro".

En la explicación del pasaje del Evangelio del pasado domingo, el Papa ha recordado que, pese a que "el agua que da la vida eterna es infundida en el corazón el día del bautismo" hay ocasiones en que este don "se pierde o queda reducido a un mero dato biográfico" y hace falta "recordarlo".

"Quizás andamos en busca de pozos cuyas aguas no nos sacian. Cuando tenemos sed, buscamos en pozos que no tienen agua limpia", ha lamentado.

Por ello, ha hecho hincapié en la importancia no solamente de "saber quién es Jesús" sino de "tener un encuentro personal con Él". "Quizás ya le conocemos, pero no le hemos encontrado personalmente. Sabemos quién es Jesús, pero quizás no le hemos encontrado y no le hemos reconocido como nuestro salvador".

En este sentido, ha destacado la idoneidad de la Cuaresma como un tiempo para "acercarse a Jesús, encontrarle en la oración, en un diálogo de corazón a corazón, hablar con Él y escucharle".