El litoral gallego abandona hoy la alerta naranja y se queda en amarilla. Si entre el pasado lunes y ayer las olas llegaron hasta los 16 metros en la boya de Punta Langosteira y los 10 en la de Estaca de Bares, esta jornada se espera que no superen los cinco. En tierra las lluvias continúan de manera moderada pero a partir de mañana serán muy intensas.

El viento azotó ayer la costa y en puntos como Cedeira, donde se registró la máxima velocidad, se alcanzaron los 113 kilómetros hora. En la provincia de Pontevedra sopló algo más suave, con ráfagas por debajo de los 60 kilómetros en Vigo. Hoy el viento soplará moderado del sudoeste.

La Comunidad continúa hoy bajo la influencia de bajas presiones debido al paso de un sistema frontal, así que las próximas horas seguirán marcadas por cielos nublados, con lluvias débiles generalizadas. En las provincias de Pontevendra y A Coruña se espera que las precipitaciones sean de mayor intensidad durante el día, llegando a una acumulación de 40 litros por metro cuadrado. Por la noche se concentrarán más en A Coruña. Por la tarde puede que el sol se deje entrever en alguna ocasión.

Las temperaturas se elevan ligeramente, tanto las máximas como las mínimas. Todas las ciudades tendrán barómetros similares: Vigo oscilará entre los 10 y 15 grados; Pontevedra, entre los 10 y 14; Ourense, 8 y 16, Santiago 10 y 13 y A Coruña, 9 y 15.

Mañana la situación meteorológica empeora ligeramente, las bajas presiones atlánticas y los vientos fuertes de componente sur sumarán humedad. Las nubes ya no dejarán resquicios al sol y las lluvias serán presientes y muy intensas en A Coruña y Pontevedra, así como el norte de Lugo.

Las temperaturas no experimentarán cambios significativos, por lo que continúan las temperaturas suaves.

Ya el viernes se espera que una profunda borrasca someta a toda la Comunidad a lluvias intensas que pueden ir acompañadas de tormenta eléctrica y granizo.

Las temperaturas sufrirán un descenso y la cota de nieve puede bajar hasta los 800 metros a lo largo de la tarde, afectando así a la montaña de Lugo y Ourense.