-Hace dos años dijo con total normalidad en el programa 'Hable con ellas' que salía con una mujer. ¿Cómo vivió ese momento? ¿Fue una cosa pensada o simplemente surgió y lo dijo sin pensar?

-Lo viví con total conciencia de lo que decía.

-¿Le trajo repercusiones?

-Si las tuviera no se lo diría.

-Hay pocos personajes públicos que lo digan, pero siempre se hace hincapié en dar visibilidad a la homosexualidad. ¿Considera que hay que dar el paso o es una opción personal?

-Creía que la normalidad estaba en no tener por qué decirlo. Pero me he dado cuenta de que me equivocaba porque la normalidad no existe todavía. Existe una ley que nos ampara en cuanto a la igualdad de derechos, pero no existe la igualdad. Me vi en la diatriba de que si yo era combativa con la lucha del medioambiente, la igualdad entre hombres y mujeres, ¿cómo no podía ser combativa con este tema? Tenía que dar un paso, así que lo di. No es fácil ni cómodo porque siempre sale y yo soy una persona bastante reservaba. No significa que no lo lleve con naturalidad, pero me gusta mucho diferenciar la persona del personaje y si yo no tengo intimidad ¿qué cuento a mis amigos? Pero es importante hablar de ello.

-Será difícil también mantener el equilibrio entre lo personal y lo profesional cuando uno se implica en una lucha como esta.

-Es difícil. El equilibrio es siempre lo más difícil de conseguir en todos los aspectos: en la pareja, en el trabajo? Pero es más importante escuchar las entrañas.

-¿Siente que todavía es un tabú hablarlo en los medios?

-No. Creo que socialmente se está avanzando pero que hay que ir con pies de plomo. Me da la sensación de que las sociedades que estamos construyendo no están preparadas para aceptar las minorías. La masa siempre las quiere absorber. No hay que permitir las sutilezas que luego hacen la mancha en el océano, hablo de los micromachismos, de los repuntes xenófobos, de cómo se trata a los inmigrantes? Miramos mucho nuestras miserias y somos muy poco solidarios con las del otro.