Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aniersario

La etnografía gallega encara su futuro

El Museo do Pobo Galego cumple 40 años pensando si revitalizarse o permanecer como recipientes del pasado

7

Un paseo por la identidad y la historia de Galicia

El Museo do Pobo Galego cumple 40 años en pleno cambio. Las exposiciones del edificio de Bonaval están siendo revisadas para dar cabida a la Galicia contemporánea. Como este, los centros gallegos etnográficos, que han proliferado desde los años 70, se enfrentan a un momento en el que deben decidir si comienzan a acoger la modernidad o se quedan como recipientes del pasado.

El centro santiagués fue creado en 1977 como una entidad privada, situación en la que continúa en la actualidad, pues es una fundación la que gestiona sus fondos. Su motivación original fue recoger aquellos objetos de la cultura gallega que estaban en desuso. "Eran piezas que se estaban perdiendo pero porque no se valoraban", explica la subdirectora del espacio María Xosé Fernández, que añade que "por suerte" eso ha cambiado y que ahora sí se aprecia la tradición que representan.

La creación de este museo, así como el de otros de tipo etnográfico, se produjo a la par de otras iniciativas locales de revalorización de las tradiciones, de los oficios, de la vida del rural y urbana. "No solo patrimonio material, sino también el intangible, las grabaciones de cantigas y música, de relatos contados por la gente, de la memoria y las fiestas", incide la subdirectora.

Sin embargo, estos espacios han pasado a un segundo plano dentro del propio ámbito museístico. Fernández sostiene que "todas las entidades culturales son siempre el último de la fila" porque se sigue considerando a la cultura como "la espuma de la cerveza", sin sustancia, pero recuerda que económicamente producen riqueza y que "sobre todo" repercuten "en la mejora de la sociedad y en el mundo el que vivimos".

Los museos son portadores de la memoria, de testimonios que de otra manera acabarían desapareciendo. La transmisión de la historia de una sociedad y por tanto de su identidad es una de sus principales funciones y, sin embargo, en Galicia los centros etnográficos han tomado un sobrenombre al que se le ha impreso un carácter peyorativo: museos del rural.

Victoria Vázquez, directora del Museo Liste de Vigo, siente en esta afirmación casi un agravio. "Las piezas tienen un gran valor por lo que cuentan y los museos etnográficos deben llegar a la actualidad y albergar tanto las formas del rural como las urbanas", defiende. El museo vigués está también viviendo un proceso de modernización en el que pretenden incorporar nuevas formas culturales y sociales, como el grafiti o la medicina moderna, pero no de manera anecdótica, sino estableciendo su posición el discurrir del desarrollo. "Hay que cambiar la manera de hacer las cosas, no se trata de coleccionar -origen de la mayoría de museos etnográficos- piezas sin sentido, se deben conectar con el pasado e incluso el futuro, revitalizar los puntos de vista", añade.

Entre las nuevas perspectivas en este museo está muy presente la estética. Así como los visitantes buscan en los museos de pintura o escultura la belleza de las piezas, Vázquez defiende el arte que hay en la etnografía, en el trabajo manual de horadar la madera o forjar el hierro para, además, lograr instrumentos de los que servirse en el día a día. Y añade: "Son piezas que no tienen un nombre en concreto, son anónimas y de todos, por eso deberían tener todavía más valor".

La integración local

El Museo Casa do Patrón ha optado por convertir el lugar en el que se asienta, Codeseda, en Lalín, en todo un conjunto etnográfico y arqueológico. "Son dos mil metros cuadrados, puedes ver el museo, comer el cocido tradicional y hay unos espacios verdes impresionantes", explica el presidente de la Asociación Etnográfica de Codeseda, Manuel Blanco Villa. La agrupación ha ido componiendo una oferta que aúna cultura, gastronomía y ecoturismo para revitalizar y dar a conocer el patrimonio material e inmaterial de la zona.

Además de las salas de exposiciones y rutas de senderismo, organizan visitas escolares y actividades orientadas a revalorizar los oficios y festividades tradicionales. Integrando el entorno dentro del proyecto han logrado el impulso necesario para continuar con su labor de difusión.

Compartir el artículo

stats