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Arquitecto del estudio de Foster+Partners en Londres

Miguel Martínez Pañeda: "Animaría a los jóvenes a salir fuera; en España no podría tener los mismos retos"

"En el proyecto del Prado tratamos de abrir el edificio a la ciudad; se abogó por realizar una intervención sutil, a escala humana"

El arquitecto Miguel Martínez Pañeda, en el estudio de Foster en Londres. // FdV

El arquitecto e ingeniero de estructuras Miguel Martínez Pañeda lleva año y medio trabajando en Foster + Partners, el estudio del prestigioso Norman Foster en Londres. Este joven de 27 años -que ya se hizo un nombre hace unos años en las competiciones de esquí, llegando a campeón absoluto de Asturias varios años- participó en la elaboración del proyecto ganador de rehabilitación del Salón de Reinos del Museo del Prado, en dura competición con otras siete propuestas. Con esta premiada rehabilitación, "tratamos de abrir el edificio a la ciudad", asegura este arquitecto que se decanta por "intervenciones sutiles, a escala humana y con sensibilidad social". Puso sus ojos fuera porque en España "no podría tener los mismos retos". Y se muestra convencido de que hace falta intentarlo en el extranjero: "Animaría a los jóvenes a salir fuera, a viajar, a exponerse a todas las influencias posibles y sacar lo mejor de ellas".

-Hizo un master de ingeniería sísmica en el Imperial College. ¿Qué le impulsó a ello?

-Dentro de la arquitectura estoy especializado en el área de estructuras. Mi interés por esta rama nació a mitad de la carrera de arquitectura al ver en ella un área donde la creatividad y la técnica se juntaban como iguales. En la situación actual veía una figura vacante: en muchas ocasiones quien diseñaba la estructura, el arquitecto, era diferente al que la calculaba y mejor la entendía, el ingeniero. Mi intención era aunar ambos conocimientos. Tras acabar la carrera me uní al grupo de estructuras de Foster and Partners para trabajar un año en prácticas. Y si bien antes tenía en mente hacer un master general, ahí me di cuenta que aunque la mayoría de estructuras se comportan de forma estática, tan pronto como las llevas al límite o a diseños no convencionales, como separaciones entre columnas fuera de lo ordinario, materiales ultrarresistentes, rascacielos o las construcciones en zona sísmica, el comportamiento dinámico es el que acaba controlando el diseño y dictando donde está el límite. No quería tener esa barrera. Tras el año en prácticas tuve la suerte de que el estudio, conocedor de mi intención de seguir aprendiendo, decidió esponsorizarme el master.

-¿Y qué aplicación tiene esa disciplina?

-Si bien en el norte de España el riesgo sísmico es muy bajo, en el resto del mundo hay pocas zonas que sean así, por lo que necesitaba entender perfectamente el funcionamiento de los edificios ante los terremotos si no quería ponerme barreras. No obstante, entender el comportamiento de las estructuras ante un terremoto pasa también por entender su comportamiento dinámico. Este era mi gran interés también, quería poder llevar las estructuras convencionales al límite.

-Lleva año y medio con Foster + Partners. ¿Hay diferencia con el panorama español?

-Yo diría que sí. El trabajar en un estudio de renombre te da la posibilidad de abordar proyectos de escalas e importancia que probablemente no podrías en un estudio pequeño. Desde trabajar a proyectos como pueden ser el Aeropuerto de Tocumen en Panama o el UAE Expo Pavillion en Milán, ambos realmente espectaculares y de una belleza singular, a otros como la ampliación del Museo del Prado, el estudio te ofrece un gran abanico de oportunidades en las que poder desarrollarte siendo todos ellos proyectos de gran valor e interés arquitectónico.

-Hábleme del proyecto de rehabilitación del Prado.

-Yo personalmente trabajé en el proyecto desde el grupo de estructuras y la verdad que fue un auténtico privilegio tener la oportunidad de trabajar en un proyecto así. Uno de los principales objetivos de la propuesta de rehabilitación del Salón de los Reinos era la de abrir el museo a la ciudad. Estando oculto tras una fachada añadida posteriormente, se pretendió vaciar el añadido para restablecer la fachada del edificio original a la vez que proveer un nuevo espacio de exposiciones en cubierta y abrir la planta baja al público. La idea fue la de hacer una intervención concisa y sutil, intentando respetar al máximo el edificio existente pero adecuándolo al uso museístico que se podía esperar del Museo del Prado. Con la todavía persistente situación de crisis y con la importancia y valor histórico del edificio se creyó que lo mejor era devolverle la importancia al edificio original.

-Ahora que habla de la crisis, con ella salió a la luz un tipo de arquitectura más preocupada por los materiales baratos y el reciclaje.

-Es simplemente el hecho de preguntarse si todavía se puede aprovechar lo existente o con un mínimo cambio. La arquitectura no puede ser algo opaco a la situación social o económica, debe adoptarla como condicionantes que sin lugar a duda han de ser tenidos en cuenta a la hora de llegar al diseño final. La arquitectura engloba muchos campos y debe tener todos ellos en consideración a la hora de determinar la forma de actuar.

-¿Qué es lo que más le gusta del trabajo con Foster?

-La forma en la que todo se pone en duda y todo se cuestiona. Cualquier idea, por pequeña que sea, se replantea y se estudia en detalle para asegurarse de que es la mejor respuesta. Proyectos como el del aeropuerto de Stansted o el Hong Kong Bank fueron auténticamente revolucionarios en su día gracias a ese mismo planteamiento. A pesar de que algo esté aceptado como lo estándar, la cuestión es preguntarse: ¿Tiene sentido lo que se está haciendo? ¿Se puede hacer mejor?

-Con Foster, ¿trabajan solo en proyectos grandes?

-No todos lo son. Hay muchos también de una escala menor. Un buen ejemplo podría ser el recién inaugurado Maggie's Center de Manchester. Un pequeño edificio de madera y vidrio destinado a atender y aconsejar a los familiares de los enfermos de cáncer. Otro podría ser el proyecto para el aeropuerto de drones en Rwanda. Ambos proyectos muy relacionados con la gente y también de una escala más cercana.

-¿Y qué otros arquitectos le interesan?

-Me gusta mucho también el arquitecto suizo Peter Zumthor. Con proyectos de una escala mucho más pequeña y con un marcado carácter simbólico. Ejemplos podrían ser las Termas de Vals, el Museo de Arte de Bregenz o la capilla de San Benito de Sumvitg. Tuve la oportunidad hace un par de veranos de viajar por Suiza a visitar su obra y la verdad que merece la pena. Son proyectos muy elaborados, pensando en la persona, el lugar, los materiales. El resultado es precioso.

-¿Cómo ve el Brexit?

-Pues a decir verdad no le noto tanta importancia como a veces te da la sensación leyendo las noticias. Desconozco cuáles fueron los motivos que llevaron a esa decisión, pero aquí personalmente si me siento querido y apreciado. Desconozco qué va a pasar al final, pero de momento no da la sensación de que haya cambiado nada.

-¿Hay que salir de España?

-Depende de cada uno. Yo sí animaría a salir fuera para exponerse a más influencias y ver cosas diferentes. Más adelante, siempre se puede volver a España y aprovechar lo aprendido fuera como una experiencia más. Aunque he de reconocer que yo de momento no me planteo volver.

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