La intolerancia a la lactosa es un problema de salud que requiere de mayor información tanto por parte de la población como por parte de los profesionales de la salud para un correcto diagnóstico y tratamiento, esta es la principal conclusión de la Jornada sobre Intolerancia a la lactosa que ha organizado la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) con la participación de expertos, instituciones y pacientes, y que ha servido también para presentar el libro “Puesta al día en común en la Intolerancia a la Lactosa” publicado por la Fundación Española del Aparato Digestivo.

“Ante la situación actual en que crece la demanda de información sobre la intolerancia a la lactosa, y en especial de las consecuencias para la salud de una dieta sin lácteos, la Fundación Española del Aparato Digestivo ha impulsado la organización de esta jornada y la publicación de este libro con el fin de aportar conocimiento actualizado y amplio para mejorar la formación de los profesionales de la salud y de la población en general”, han explicado los coordinadores editoriales del mismo, los especialistas Francesc Casellas Jordá y Federico Argüelles Arias y añaden que la intolerancia a la lactosa se ha abordado en el libro de una forma transversal invitando a participar a los diferentes profesionales de la salud relacionados con el tema y a los propios pacientes para que den su visión del problema.

Por ello, el libro cuenta con el aval de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral (SENPE), además de la colaboración de la Asociación de Intolerantes a la Lactosa de España (ADILAC). La prevalencia estimada de intolerancia a la lactosa en España se sitúa en torno al 30%, por lo que un médico de familia con una población adscrita de alrededor de 1500 personas atiende a más de 500 personas con este proceso, la mayor parte de ellas sin diagnosticar.

“Creemos que es muy importante actuar contra el autodiagnóstico de la población que en muchas ocasiones conlleva eliminar la ingesta de lácteos de la dieta de un modo innecesario y, por otro lado, facilitar que los médicos de atención primaria y los especialistas tengan suficiente conocimiento de la enfermedad para diagnosticarla y tratarla correctamente”, explica Argüelles.