Francia ha vuelto a adelantarse en la batalla de las libertades sociales y personales. Desde el pasado jueves ha abierto las puertas a que los menores de 18 años puedan acceder a ver películas con escenas de sexo explícito. Será un comité el que decida si las imágenes justifican que se vete a los menores o no, dependiendo de su contenido. La industria ha aplaudido este cambio, denostado por las asociaciones más conservadoras. En un período en el que el sexo ya no es tabú e internet posibilita el acceso ilimitado a imágenes de todo tipo, los expertos se cuestionan la efectividad de una prohibición en este ámbito.

España comenzó a asimilar el sexo como parte de su expresión de libertad en los años 80, muestra de ello es el cine "del destape". "Fue fruto de esa obsesión por enseñar lo que antes estaba oculto, de que ya no había una realidad que reprimiera. Esa obsesión ya pasó y se normalizó el sexo como parte de la liberación; Francia en eso siempre ha ido por delante", recuerda el sociólogo José Durán, de la Universidad de Vigo.

El sexo se ha ido asimilando y, por tanto, se ha incorporado en las discusiones de la vida cotidiana, la televisión y las artes. "Desde el punto de vista del análisis social ese tipo de normalidad forma parte de un cambio social iniciado hace más de 20 años donde se concibe el sexo como parte de la liberación personal y de la libertad personal, por lo tanto, desde ese punto de vista no se debe reprimir algo que sería reprimir la propia libertad del sujeto", señala.

Apartando a los niños de la discusión, donde los expertos coinciden que deben estipularse ciertos límites, Durán tiene claro que "prohibir de espaldas a la realidad con la que ellos tienen contacto en su propio grupo de iguales no tiene sentido". El psicólogo Alejandro Torres coincide además en que el corte de edad es una cuestión "totalmente arbitraria" y que no existe "ningún criterio riguroso" para decir a qué edades pueden comenzar a ver este tipo de escenas. Torres evidencia que "estamos en una época de tal complejidad y apertura" que resulta casi imposible prohibir.

La mayoría de menores de edad tiene acceso a internet y hacen uso de él sin supervisión de un adulto. El psicólogo resalta que aquí "puedes ver cualquier tipo de cosa, desde porno normal a perversiones o violencia" y que, en cambio, el cine suele mostrar el sexo de una manera más natural. "Pero si está bien o no es un criterio personal", matiza.

La psicóloga Manuela del Palacio, presidenta de la sección de Educación del Colegio de Psicólogos de Galicia, subraya que no se trata de prohibir o no, se trata de educar". La profesional señala que tanto con los niños como con los adolescentes y jóvenes "debemos primero escucharlos, después dialogar y darles respuestas a sus preguntas, sean sobre temas de sexo como de otras inquietudes que manifiesten". Como psicóloga, Palacio cree que hay que prevenir en las aulas "implementando programas afectivo-sexuales adecuados, pero lamenta que "este tema aún no está instaurado en el currículo y a veces sólo se desarrollan con carácter voluntario".

Durán explica que la democracia no solamente tiene una expresión pública, sino que la sociedad ha entendido que debe tener una correlación en el ámbito personal. "La idea para mí no es que sea Francia la que va a la vanguardia y que otros países están en situaciones muy diferentes, creo que el mundo occidental está en esa misma situación".

La individualización de la sociedad, la soberanía del yo frente al grupo y las instituciones, también ha ido desarrollándose en este sentido. El sociólogo argumenta que la prohibición supone "una intromisión en la libertad de la persona que esta no suele tolerar".