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Los neurólogos alertan de los casos de epilepsia derivados del consumo de marihuana

En el Día Mundial destacan que el 85% de los pacientes responde al tratamiento con fármacos - Hay 18.000 enfermos en Galicia

El neurólogo Antonio Pato en su consulta en Vigo. // Marta G. Brea

La epilepsia es la principal enfermedad neurológica crónica, afecta a un 0.8% de la población en Galicia, es decir, a unas 18.000 personas aproximadamente. Hoy se celebra el Día Mundial contra esta enfermedad para la que no existe una cura total pero cuyos tratamientos permiten que se pueda mantener una vida completamente sana y normalizada.

"En Galicia disponemos de todos los tratamientos disponibles en el mundo para tratarla. Tenemos una unidad de cirugía especializada en el Hospital Clínico de Santiago y en Vigo disponemos de los métodos diagnósticos más modernos tanto en el Cunqueiro como en Povisa", destaca el doctor Antonio Pato, miembro de la Sociedade Galega de Neuroloxía y especialista en Povisa.

Esta enfermedad que altera el funcionamiento de las neuronas se asocia con el retraso en el desarrollo cerebral en los bebés, con la aparición de tumores, los ictus o infartos cerebrales, con el consumo de drogas y con una ingesta excesiva de alcohol. "No todo el mundo tiene las crisis fuertes con convulsiones que reconocemos todos, a veces se tienen crisis pequeñitas en las que te quedas como desconectado o aturdido, sin poder hablar... Una situación que lleva a pensar, en muchos casos, que la persona está sufriendo un ictus", explica el especialista.

Los casos vinculados al consumo de marihuana siguen aumentando entre la población joven. "El consumo de marihuana está muy extendido entre los jóvenes y no tienen en cuenta que su consumo frecuente desencadena crisis epilépticas. Las drogas son un origen muy frecuente para la epilepsia", asegura este neurólogo, quien cuenta que por su consulta han pasado menores que fuman marihuana con consentimiento paterno a quienes se les diagnostica la epilepsia debido a esta actividad. Pato también destaca la aparición de crisis epilépticas en jóvenes tras una borrachera.

Pato asegura que el diagnóstico de la epilepsia "no es tan sencillo" y reclama que se deriven los posibles casos a las unidades de Neurología del área sanitaria de Vigo para que los estudien. Las convulsiones solo se producen en el 25% de los pacientes con epilepsia, las más frecuentes son esas crisis casi imperceptibles que señala el médico vigués.

Casi el 85% de las personas con epilepsia realiza una vida activa gracias al tratamiento con fármacos. De este modo, solo con las pastillas consiguen sortear las crisis epilépticas en su mayoría.

Otros tratamientos que se aplican ante esta patología son una operación convencional en la que se elimina la zona del cerebro donde se originan las crisis, pero solo si está localizada en un lugar que no afecta a la calidad de vida del paciente. Si no es posible realizar esta primera operación quirúrgica, se aplica el conocido como "marcapasos cerebral", que es una técnica consistente en estimular el nervio vago y que logra reducir a la mitad las crisis epilépticas.

"Es muy similar a un marcapasos, se coloca en la misma zona que el del corazón, en la parte anterior izquierda del tórax, y se conecta al nervio vago izquierdo y desde ahí emite impulsos eléctricos que llegan al tálamo, en el cerebro, y provoca que las crisis se corten", detalla Pato.

La epilepsia puede afectar a cualquier persona, independientemente de sexo, edad, o raza. De hecho algunas personas célebres han padecido epilepsia en la historia, como Julio César, Napoleón Bonaparte, o Agatha Cristie, Isaac Newton o incluso Beethoven, según apuntan desde la Sociedade Galega de Neuroloxía.

Los niños y las personas mayores son los que tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad. De este modo, se calcula que 15 de cada 1.000 personas mayores de 75 años sufren epilepsia.

Aparte de las convulsiones, las crisis pueden suponer que la persona está con la mirada perdida, como aturdida durante unos minutos. "Incluso puede hacer gestos raros con la boca o con las manos y quedarse en silencio", añade Pato. En el caso de los niños pequeños, es todavía más difícil de diagnosticar sus crisis porque pueden significar ausencias de uno o dos segundos en los que pierden completamente la consciencia. Un episodio que se puede repetir varias veces al día y que podría resultar imperceptible. "Muchas veces se diagnostica por la pérdida de atención en clase debido a estas ausencias", apunta el neurólogo vigués.

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