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La tecnología al servicio de los mayores

La robótica y los dipositivos móviles abren nuevas posibilidades para apoyar la autonomía y el bienestar de las personas de edad avanzada

Brais Lorenzo

En la residencia Geriatros de Ourense tienen una mascota que no siente, pero lo parece. Nuka es una foca con exterior de peluche y corazón robótico que emplean los residentes en sus sesiones terapéuticas. "Viene a sustituir la terapia con animales porque a veces hay personas alérgicas, con fobias o el animal no es adecuado porque se mueve mucho", explica Lorena Gándara, la terapeuta encargada de guiar estas sesiones en el centro. Se trata de una experiencia pionera en Galicia que aprovecha la tecnología para ayudar a mejorar la vida de las personas mayores.

La foca cuenta con sensores de temperatura, tacto, luz, audio y posición que permiten a los mayores establecer un vínculo afectivo con el autómata, ya que es capaz de responder a través de movimientos y emisión de sonidos a su nombre, a elogios, caricias, incluso puede distinguir entre el día y la noche. Aunque cabría pensar que el uso de un robot puede provocar rechazo en las personas de edad avanzada, Gándara aclara que lo que más les llama la atención es que se trate de una foca: "Muchos no habían visto nunca a este animal y preguntan sobre él, quieren saber de dónde viene, pero no le dan importancia a que sea un robot ".

El centro atiende a tres tipos de pacientes: los que no presentan deterioro o es muy leve, los que ya han iniciado una fase de enfermedad y los que sufren psicopatologías. "Intentamos que Nuka pase por todos los residentes", apunta Gándara. Asegura que los primeros lo demandan porque crea en ellos un vínculo afectivo que incluso "les sube la autoestima porque sienten que tienen una responsabilidad, es como si tuvieran un trabajo que hacer, se sienten útiles". La estimulación que se consigue con los pacientes, de cualquier tipo, es tanto sensitiva como cognitiva: "Con los movimientos, el sonido y el tacto provoca una conexión, a veces calma la inquietud, relaja, les hace también trabajar la reminiscencia porque muchos han tenido animales y trabajamos con esos recuerdos". También la psicomotricidad en los pacientes de mayor degeneración física, pues repiten movimientos como el de la caricia a los que Nuka responde con meneos y sonidos.

El creador de este invento, el japonés Takanori Shibata, cree que puede llegar a sustituir a los psicotrópicos y Gándara señala que ya hay estudios al respecto que así lo avalan. En su caso todavía no ha habido cambios en el tratamiento farmacológico de los pacientes, pero indica que además de la autoestima y motivación ha visto como se potencia la comunicación verbal y no verbal entre ellos y su entorno. "Su presencia ayuda a que mantengan conversaciones que de otro modo no ocurrirían", finaliza Gándara.

El servicio público

Galicia cuenta con un doble servicio dirigido a personas mayores, con discapacidad o grado de dependencia reconocida, que viven solas o que pasan la mayor parte del tiempo en soledad: la teleasistencia. Hay una versión sencilla, la más clásica, en la que los mayores pulsan un botón en caso de emergencia. Otra, consiste en el uso de sensores que permiten monotorizar el comportamiento de las personas usuarias y de esta manera generar alertas ante situaciones anómalas y por tanto potencialmente peligrosas. De los 5.760 dispositivos, 240 son además geolocalizadores.

Se trata de un programa que financiado por la Consellería de Política Social de la Xunta y que desarrolla en colaboración con la Cruz Roja.

Alfred, un asistente personal en el móvil

  • Emilia García considera que la sociedad debe comenzar ya a utilizar la tecnología disponible para encarar el envejecimiento poblacional. "Tenemos que planteárnoslo muy seriamente porque el panorama laboral y de cuidado está cambiando muy rápidamente", dice la que es jefa de proyecto de la empresa Worldline, que ha colabora en un plan europeo para desarrollar un asistente interactivo personal para que las personas mayores con alguna dificultad puedan seguir viviendo solas. Su nombre es Alfred, y los 11 países colaboradores han tardado en desarrollarlo tres años. Se trata de una plataforma móvil en la que se han empleado tecnologías de última generación como la interacción con voz.Uno de los retos a los que se enfrentan estos proyectos es la brecha digital. "Estamos hablando de usuarios a partir de 65 años, no con una gran dependencia, pero sí con poca destreza digital y que además pueden tener problemas visuales, de audición y psicomotricidad poco fina a la hora de utilizar la pantalla", explica García. Para solventar este problema en cada paso del proyecto han preguntado a los mayores en qué les gustaría que Alfred les ayudara y cómo. "Nosotros podemos apreciar una solución muy válida pero en algo que a ellos no les sirve, era importante que nos transmitieran qué tipo de utilidades o funciones les resultaban más interesantes".García ejemplifica uno de los casos a los que han puesto solución: "Una de las funcionalidades que puede incorporar es una camiseta con sensores que son capaces de tomar las constantes vitales de la persona que ha estado afectada por un ataque cardiaco en el pasado. Con este camiseta se puede medir su frecuencia cardiaca, su pulso, esta información se recoge a través de la camiseta, se envía al móvil y puede estar vigilado por una enfermera, un centro médico o de urgencias...". Pero además de asistencia médica puede recomendar eventos sociales según las aficiones del usuario para una mayor integración y tiene juegos para mejorar las condiciones físicas y cognitivas.El proyecto ha finalizado su fase de desarrollo pero ahora busca inversores para comercializar el productor y dar así el salto al consumidor. Galicia es uno de los destinos en su punto de mira pues presenta una de las poblaciones más envejecidas de Europa. "El cuidado de los mayores sigue recayendo sobre los hijos y sobre todo sobre las hijas", valora García, que cree que Alfred debe "ponerse en marcha porque la sociedad ya no puede atender a sus mayores como necesitan".

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