La viguesa María Isabel Medina es la nueva coordinadora del Área de Ciencia y Tecnología de Alimentos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a nivel estatal. Esta investigadora, doctora en Química por la Universidade de Santiago, desarrolla su labor científica en el Grupo de Química de Productos Marinos del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y lleva vinculada a la agencia estatal de investigación desde el año 1991, fecha en la que inició su tesis en el ámbito de la Química de los alimentos de origen marino en la ciudad olívica.

"Es un reto, lo empiezo con mucha ilusión y también siendo consciente de la dedicación y la responsabilidad que conlleva. Otros han llevado a cabo esta labor y ahora me toca a mí dar el paso al frente y devolver todo lo que este organismo me ha dado, que es mucho", dice con agradecimiento la viguesa tras su nombramiento.

El CSIC se divide en ocho áreas de conocimiento, Medina se encargará de la relativa a los alimentos, que cuenta con seis institutos de investigación independientes y otros dos, como es el caso del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, que trabajan en más de un área. "El coordinador de área, que hay ocho en el CSIC, es el responsable de coordinar las actividades científicas de ese campo. Siempre de acuerdo con el vicepresidente de investigación científica y técnica y con el presidente del consejo", explica.

Medina compaginará este nuevo cargo con su trabajo de investigación actual en Vigo, desde dónde seguirá trabajando pese a que sus desplazamientos a los diferentes centros a su cargo serán frecuentes. "Es una labor que podré hacer gracias al gran equipo con el que trabajo en Vigo y a la gente con la que trabajaré en los institutos de Madrid, Valencia, Sevilla, Villaviciosa (Asturias), La Rioja y Murcia, que me ayudarán y me asesorarán", cuenta la investigadora.

Doctora en Química, es especialista en lípidos marinos y en los ácidos grasos omega-3: "Aplico este conocimiento a la calidad de los alimentos, la seguridad de los alimentos de origen pesquero y acuícola y, sobre todo en caso de los ácidos grasos poliinsaturados del omega-3, en el valor nutricional. Cómo actúan esos componentes presentes en el pescado en el consumidor desde el punto de vista de producir un beneficio en determinadas situaciones de alteraciones metabólicas o de enfermedades asociadas a la dieta".

Lleva a cabo un trabajo de investigación en el laboratorio con una aplicación práctica en el día a día de los consumidores de alimentos provenientes del mar. "Sobre todo en nuestra comunidad porque trabajamos muy cerca de estos productos. Ponemos de relieve las propiedades saludables que aporta el consumo de estos alimentos de origen marino sea por la presencia de ácidos grasos poliIsaturados omega-3 o de otros componentes como las betaínas de los mejillones. Al mismo tiempo trabajamos también sobre la calidad y la seguridad porque si estos componentes se deterioran pueden producirse aromas a rancio o sabores anómalos que influyen negativamente en la vida comercial de los alimentos", describe la viguesa.

Los retos para Medina son muchos ahora, primero están los que ya tenía como investigadora en el mundo de la Química aplicada a los alimentos de origen marino. "Me gustaría entender exactamente por qué los componentes bioactivos que tienen los productos en el mar son capaces, o en qué medida habría que formularlos para que fueran capaces, de inhibir la resistencia a la insulina o la inflamación. Para después ayudar a las empresas a promover el consumo de alimentos de la pesca, porque son muy saludables y nutritivos, y ayudar a las empresas de aceites marinos a diseñar formulaciones que permitan obtener los mejores efectos posibles, lo mismo de cara a las empresas de acuicultura que pueden diseñar el pienso en función de lo que se necesita después", asegura. Su objetivo es incrementar el valor dietético de los alimentos e incrementar la seguridad de los mismos.

"Como coordinadora de área mi principal reto es conseguir que la investigación española en Ciencia y Tecnología de Alimentos, que está ya a un nivel muy elevado, sea capaz de ir de la mano de la transferencia tecnológica y la aplicabilidad. Que con una investigación básica muy seria seamos capaces de transferir a la sociedad y al sector productivo todo ese conocimiento; y eso solo se puede hacer con una estrecha colaboración entre la investigación académica y el sector industrial", sostiene la viguesa.