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Pilar de Arístegui: "Doña Sofía ha estado siempre al servicio de los demás"

La escritora humaniza en el libro "Sofía. La reina" la figura de la soberana emérita - La también pintora ensalza su labor en cooperación internacional y su cercanía

La escritora Pilar Arístegui (dcha.) fue presentada por la periodista Ana Lago-Bergón. // Jose Lores

Cuando la II Guerra Mundial empujó a la familia real griega a abandonar el país, fueron a parar a Sudáfrica. Los reyes Federica y Pablo, padres de la reina Sofía, vivieron tantas estrecheces que durante unas navidades de aquel periodo lo único que pudieron dar como regalo a sus hijos fue una cuchara de palo y una sartén. Esta anécdota la relató ayer la escritora y pintora Pilar de Arístegui, que acudió al Club FARO para presentar su último libro Sofía. La Reina, en el que repasa la historia de la soberana emérita, "siempre al servicio de los demás", desde una mirada muy cercana.

Acompañada por la también escritora Ana Lago-Bergón, Arístegui desgranó el trabajo de investigación previo a la escritura del relato, en el que ha trabajado durante tres años, y reconoció "desde la humildad" que le ha sorprendido descubrir la "enorme labor en cooperación internacional" que realizó durante su reinado, más profunda de la que se conoce. Arístegui explicó que comenzó a acercarse a la figura de la monarca "con prudencia y delicadeza", cualidades que ha impreso en el texto. "Después cerré la documentación y empecé a pensar en lo que yo recordaba de ella y era amabilidad, sonrisa y humanidad", resumió Arístegui.

Para describir la vida de la Reina, la escritora se ha valido de las anécdotas que ella misma ha vivido y de las que han presenciado otras personas. Tuvo especial recuerdo para las relatadas por su hermano, Pedro de Arístegui, diplomático fallecido en un bombardeo en Beirut; así como para las de su marido, también diplomático, el coruñés Carlos Abella. "A su recuerdo y ejemplo debo este libro", afirmó.

Las primeras páginas arrancan con una historia de amor, pero no la de Sofía y Juan Carlos, sino la de Federica y Pablo. "Sus padres estaban muy enamorados y los hermanos eran muy unidos", describió la autora, que considera que, junto a la formación que recibió en Alemania, son los dos principales factores que incidieron en el carácter tenaz y servicial de la reina emérita. "La Constitución no especificó ningún papel para ella, pero buscó uno acorde con lo que le enseñaron en su familia y en el colegio: ser útil; este aspecto es parte fundamental del libro".

En efecto esta biografía se centra en las funciones que desempeñó Sofía pero con una tremenda humanización del personaje al que dibuja a través de episodios, algunos de los cuales son inéditos. Como cuando el Rey Juan Carlos, en visita oficial al santuario de Covadonga, se lanzó a proteger a la Reina al escuchar un fuerte estruendo que interpretó como un posible atentado.

A través de los viajes de Sofía pasan por el libro un buen número de personajes internacionales que van desde Bill Clinton y Winston Churchill a la madre Teresa de Calcuta, Muhammad Yunus y Pedro Duque. Arístegui ha señalado que una de las cosas que la han "sorprendido" es "la clarividencia de doña Sofía para ver el potencial, ya desde sus inicios, de personas que han hecho cosas importantísimas".

Entre los mejores momentos de la vida de la protagonista, la escritora aventura que uno de ellos debe haber sido el de su boda. "Imagínense -dijo al auditorio- una mujer joven, casándose por amor con un hombre vital y divertido y además se van no sé cuántos meses de viaje en un yate, que se llamaba "Eros", no podía ser más adecuado". Al otro lado, considera que la muerte de sus padres habrá sido el momento más trágico de su vida.

La narración sobre la reina emérita finaliza en el libro con el momento en el que su hijo asciende al trono y se convierte en Felipe VI. Arístegui narró cómo vivió este episodio, desde su casa y frente al televisor, y por qué le parece uno de los grandes hitos que recoge la biografía más allá del propio hecho histórico: "Antes de salir al balcón a saludar, cuando estaban en las Cortes, Felipe pide permiso para hablar de 'mi madre', dice, no la reina, eso lo dice después; me pareció un momento de una belleza inmensa y además la Reina se levanta después para agradecer los aplausos que recibe y se le ve un halo de felicidad por su hijo. Hay mucha complicidad entre ellos".

La obra recoge el papel de madre, esposa y reina, pero sobre todo de mujer implicada y comprometida con los problemas de la sociedad, tanto española como internacional, y con la función pública que ha desempeñado. "Ha cumplido siempre con su deber, a pesar de los avatares de su vida, con entereza y dignidad y eso me parece algo admirable, me merece mucho respeto".

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