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Epilepsia, una sacudida con estigma

El especialista Francisco Javier López advierte de los falsos mitos de una patología que afecta a 25.000 personas en Galicia - La mayoría puede llevar una vida casi normal

El neurólogo Javier López.

El neurólogo Francisco Javier López González acaba de ser elegido como el nuevo coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN). El coordinador de la Unidad de Epilepsia Refractaria del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), es uno de los cuatro neurólogos gallegos que durante los próximos dos años estarán al frente de otros tantos grupos de la sociedad científica.

Favorecer la difusión y el conocimiento de todos los aspectos de la epilepsia es una de las principales metas que se marca el doctor López, natural de León, al frente de este grupo científico de la SEN. "Los objetivos son favorecer la difusión de la epilepsia entre el resto de compañeros neurólogos, para que estén al tanto de las novedades en los tratamientos y favorecer su aprendizaje cuando se inicia la especialidad entre los médicos residentes", explica el especialista.

La epilepsia es una enfermedad provocada por un desequilibrio en la actividad eléctrica de las neuronas de alguna zona del cerebro. Se caracteriza por uno o varios trastornos neurológicos que dejan una predisposición en el cerebro a padecer convulsiones recurrentes, que suelen dar lugar a consecuencias neurobiológicas, cognitivas y psicológicas. Estas convulsiones, llamadas crisis, duran apenas unos segundos o minutos. Después, la crisis se pasa y el cerebro vuelve a funcionar con normalidad.

Se calcula que dos de cada mil habitantes esta patología. Según el doctor López, en Galicia hay 25.000 personas con epilepsia activa, es decir, pacientes con tratamiento que han tenido una crisis en el último año. Esta enfermedad del sistema nervioso puede tener un fuerte impacto en la vida diaria de quien la padece, aunque el doctor López matiza que la mayoría de los pacientes pueden llevar una vida normal. "Hay ciertas limitaciones, por supuesto. Una persona con epilepsia no puede conducir un autobús, por ejemplo, o se piloto, pero puede desarrollar otros trabajos como cualquier otra persona", explica. A pesar de ello, la epilepsia continúa siendo una enfermedad con un gran estigma.

"La gente tiene mucho miedo de decir que es epiléptica por temor a perder el trabajo y porque no deja de ser una enfermedad en la que tú no ves qué pasa pero otros sí ven lo que tú haces y muchos pacientes tienen miedo a tener crisis delante de otras personas", explica el nuevo coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN.

Tres de cada diez pacientes son refractarios a los tratamientos. Estos son los que tienen más limitada su autonomía. Según el doctor López, esta resistencia a los fármacos depende del origen de la epilepsia, que puede ser debida a múltiples factores.

"El gran avance de estos últimos diez años ha sido la cirugía de la epilepsia. Un tercio de los pacientes refractarios a los fármacos ven mejorada su calidad de vida y en algunos casos incluso pueden quedar sin crisis gracias a esta cirugía", explica el neurólogo.

El estilo de vida también es importante para evitar las crisis. Dormir las horas adecuadas y no consumir alcohol ni otras drogas son importantes. "Los pacientes epilépticos saben que, además de seguir la medicación, tendrán que llevar una vida más metódica y ordenada", explica el neurólogo.

"Cada vez conocemos mejor la enfermedad, por lo que los fármacos serán más eficaces"

  • Cualquier persona puede padecer epilepsia a lo largo de su vida, aunque en la mayoría de los casos se manifiesta en la infancia y a partir de los 65 años. La epilepsia no discrimina en cuanto a sexo. Tiene la misma incidencia en hombres que en mujeres.La epilepsia puede tener muchas causas, desde lesiones cerebrales debido a traumatismos craneales, tumores o infartos, entre otras causas, a una predisposición de origen genético a padecer las crisis. En otros muchos casos, sin embargo, no hay una causa genética o traumática identificada. Muchos estudios se centran en averiguar qué genes están implicados en esta enfermedad."Sabemos que muchas epilepsias son de causa genética y en en otras se presupone el componente genético, aunque no sabemos el gen exacto. Cada vez conocemos más del origen de la enfermedad, por lo que cada vez tendremos que decir menos que es una epilepsia idiopática. Creo que la investigación también hará que salgan más pacientes de ese puzzle de refractariedad y puedan llevar una vida normal", afirma el doctor Francisco Javier López González.Según el neurólogo del CHUS, las investigaciones se centran en la búsqueda del origen de la enfermedad y el fármaco adecuado. "Por una parte, la investigaciones se orientan hacia la búsqueda de la etiopatogenia de la enfermedad, buscando cuáles son las causas moleculares genéticas, el foco epilectógeno responsable de las crisis. Si se puede localizar este foco se podría resecar con cirugía. Y por otro, hacia la búsqueda de fármacos que actúen sobre esas causas moleculares o genéticas que causan las crisis", explica.Según el doctor López, las crisis se pueden evitar solo en algunos tipos de epilepsia. "En las refleja, en las que una canción o la luz puede provocar una crisis se pueden evitar. Pasaba mucho antes cuando las carreteras tenían árboles porque el paso continuo de la luz entre los árboles provocaba una estimulación intermitente que podía provocar una crisis. Y hace quince años, cuando aún no se tenía control de los colores rojos en las televisiones, hubo una cantidad enorme de niños con crisis en Japón con uno de los episodios de Pokémon", recuerda el especialista.

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