La información nutricional - valor energético, cantidad de grasas, incluyendo las saturadas (las malas); hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal (no sodio como antes)- es obligatoria desde hoy en todas las etiquetas de alimentos. Esta información, además, tiene que venir detallada por 100 gramos o 100 mililitros, con la finalidad de que el consumidor pueda comparar distintos productos, y se completa con la cantidad diaria recomendada orientativa para un adulto. Además de los valores por 100 gramos o 100 mililitros podrán expresarse por porción o por unidad de consumo de forma fácilmente reconocible por el consumidor, siempre y cuando esa porción o unidad de consumo se exprese cuantitativamente en la etiqueta y se indique el número de porciones o de unidades que contiene el envase.

Esta obligatoriedad responde a la entrada en vigor de la norma comunitaria por la que se rige el etiquetado, el Reglamento (UE) Nº 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo del 25 de octubre de 2011 sobre información alimentaria facilitada al consumidor, que se aplica desde el 13 de diciembre de 2014, excepto las indicaciones relativas a la información nutricional, que serán aplicables a partir de hoy. La información nutricional obligatoria podrá completarse, voluntariamente, con los valores de otros nutrientes: ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria, vitaminas y minerales.

"Toda esta información supone un esfuerzo para la industria alimentaria, un esfuerzo que por otra parte es necesario para que el consumidor tenga de una forma clara y entendible toda la información que necesita saber sobre los alimentos que consume", explica la nutricionista viguesa Amil López Viéitez.

Una de las novedades de este nuevo etiquetado es la sustitución de los valores de sodio por los de sal. "Sodio era una palabra que llevaba a confusión porque muchos consumidores no asocian esta palabra a la sal, un ingrediente con elevados valores en la comida procesada, por ejemplo, y cuyo consumo muchas personas tienen restringido", explica la especialista. Otro avance importante es que obliga a enumerar los ingredientes de mayor a menor cantidad. "Así, si el primer ingrediente que lees es azúcar ya sabes que ese producto es el que más tiene. El azúcar es un ingrediente que está oculto en muchos productos, como en las latas de Coca-Cola, que contienen 6 azucarillos, o en la boyería (4 azucarillos) o los zumos de frutos que damos a los niños (5 azucarillos)", añade.

El etiquetado debe presentar toda esta información nutricional en el mismo campo visual, de manera que sea fácilmente visible, claramente legible e indeleble. El tamaño mínimo de la letra será de 1,2 milímetros para envases que excedan 80 cm² y de 0,9 milímetros para los que no superan esa medida.

La nutricionista recuerda que según la normativa del etiquetado, tampoco se puede usar el nombre genérico de "aceite vegetal", sino que debe quedar claro el origen; es obligatorio que refleje el agua añadida si su cantidad es superior al 5% del peso en productos cárnicos o de pesca, y si se añaden proteínas, debe especificarse de qué animal proceden. Igualmente, es obligatorio que el etiquetado especifique el país de origen del producto.

Están exentos de incluir la información nutricional los productos sin transformar o curados que incluyen un solo ingrediente, el agua, la sal, las especias, el té, los vinagres, los aditivos alimentarios, las bebidas con grado alcohólico superior a 1,2%, los alimentos en envases cuya superficie mayor sea inferior a 25 cm² (como mermeladas o mantequillas de hostelería), entre otros.