Pese a la estrecha relación que existe entre los caballos y Galicia no es habitual ver a estos animales en las principales arterias de las ciudades gallegas. Vigo fue una excepción. Buena parte de los 568 ejemplares que están registrados en la urbe olívica recorrieron ayer sus calles. Conductores y viandantes fueron sorprendidos por un grupo de más de 400 jinetes montados sobre sus equinos que cubrían el recorrido con motivo de la ruta caballar. Desde el Vixiador y hasta Samil, los participantes cabalgaron por las principales avenidas de la ciudad ante el asombro de pequeños y mayores. "La gente nos animaba con palmas", reconoce Hilda Álvarez, organizadora por quinto año consecutivo de este popular recorrido junto a su marido Manuel Carrera.

Lo que comenzó como una "reunión de amigos", ha multiplicado por cuatro el número de jinetes. "En 2012 apenas nos juntamos 90 personas y ahora ya somos más de 400", confiesa Álvarez, quien añade que "lo más bonito es comprobar como vienen a Vigo personas de otros rincones de Galicia e incluso desde otras comunidades".

A diferencia de otros eventos similares, la ruta caballar olívica no reúne a compradores y vendedores de animales. "Aquí venimos a pasarlo bien, a disfrutar con nuestros caballos de un entorno maravilloso como es la playa de Samil", asegura la organizadora. Precisamente el arenal es uno de los pilares del itinerario. "Casi todas las rutas que hay por aquí discurren por el monte y nosotros queríamos visitar un lugar diferente", explica Álvarez. El hecho de que termine junto al mar obliga a los organizadores a convocar a todos los jinetes en los meses de noviembre y diciembre.

El nivel de libertad que ofrece una playa hace que los caballos galopen a toda velocidad por la arena, lo que provoca algunas caídas, aunque sin consecuencias. "La superficie es blanda y no te haces daño", bromea la organizadora, que está pensando en solicitar ayuda al Concello para el año que viene. "Reunir a tantas personas conlleva un gran trabajo", comenta Álvarez.