Tuula, nacida en Helsinki, y Patrick, holandés, viven desde hace cuatro años y medio en Bueu con sus tres hijas, de 12, 11 y 6 años, adonde se mudaron por el trabajo de la madre. Ella siempre les habló finlandés y el padre, holandés, mientras que entre la pareja se comunican en inglés. Ahora, han añadido el español a su vida, "que las niñas aprenden en el colegio y gracias a los vecinos, que nos han ayudado mucho", cuentan. Además, las niñas fortalecen su conocimiento del finlandés gracias a unos cursos que realizan a través de internet. "Conmigo estuvieron más tiempo de pequeñas y por eso también controlan mejor el finlandés que el holandés. Este último lo comprenden bien pero lo hablan con errores y, a veces, tanto el padre como ellas se pasan al inglés", advierte Tuula.