Carlos Vico detalló su aventura en Groenlandia y también la que vivió, años antes, en el desierto de Erg Chebbi, donde aprendió a buscar agua entre las dunas, a más de 50 grados centígrados, aunque para Vico, el frío es mucho más destructivo porque no da tregua. "En el desierto tienes el himpás de la noche, cuando baja un poco la temperatura, pero en el hielo no. En el hielo, cada vez que te paras, te congelas", confesó.

Sin embargo, el aventurero volverá a vérselas con el frío más extremo en cuarenta días, cuando comience su nueva aventura. "Yo me pongo retos, que me sirven como entrenamiento", explicó.

El próximo 17 de enero, llegará a Siberia para protagonizar una fuga de una gulac (campo de concentración soviético). Lo hará ataviado como los presos de los años treinta. "No llevaré ropa térmica, sino la ropa que llevaría un preso en 1930", explicó. Y lo intentará en enero para poder enfrentarse a las peores condiciones que pudiera tener un prisionero de una gulac que decidiera fugarse. Primero vivirá dos días en el campo de exterminio y al segundo día se escapará. Doce horas después, tres cazadores con perros saldrán en su busca.

Vico tiene dos hijos y aplica en su educación las mismas máximas que emplea en sus aventuras. Como hizo su abuelo con él, sale al monte con los niños para inculcarles en respeto por la naturaleza. "Si matas un animal, te lo comes. Es una cuestión de respeto a la vida", afirmó el aventurero, a quien le preocupa especialmente el medio ambiente.

"El cambio climático existe y es muy duro lo que está pasando. Tú crees que en Groenlandia hay hielo firme, pero las placas se rompen", advirtió el conferenciante, que fue presentado por la periodista Nuria Sáinz.