Hace cuatro años Gerardo Lagares vivía fuera de Galicia. "Pero quería volver", cuenta. Comenzó a pensar cómo podría regresar a casa y aportar su experiencia al mundo rural. Comenzó a fraguar una idea que cuajó un año más tarde en su empresa Orballo, instalada Donín, en A Coruña.

Aunque su proyecto inicial era otro, ciertas trabas que se encontró en el preceso de cosntitución derivaron su objetivo inicial. Comenzó a cultivar sus propios productos, a poner en valor el castaños, los avellanos y nogales. El resultado es una gama de plantas aromáticas, especias, infusiones y ecoarroces ecológicos y sostenibles. "Queríamos hacer cosas diferentes en todos los sentidos, desde el embalaje, queremos ser una industria vinculada y respetuosa con el territorio", explica Lagares.

Lo que le llevó a él a volver al rural fue "una pasión": Cada uno tiene la suya, yo soy amante del rural desde pequeño, creo que tiene mucho potencial y quería contribuir a desarrollarlo".