Vigo volvió a mostrar de nuevo su pasión por la educación. Un año después, cientos de personas volvieron a hacer cola a la entrada del Auditorio del Centro Social Afundación para asistir a la conferencia-coloquio de César Bona, finalista del premio Global Teacher Prize, y que mostró a los asistentes su visión sobre "las escuelas que cambian el mundo", un lema que da título a su segundo libro.

La charla arrancó las 20:00 horas. César Bona, que estuvo presentado el presidente de la Fundación Ashoka España, David Martín, se ganó pronto la atención de un público entregado, ávido de conocer nuevos sistemas educativos, modelos para importar bien como maestros, bien como padres. El autor de "Las escuelas que cambian el mundo" destacó que su gran reto es convencer a quienes han perdido la ilusión de enseñar. "Ser maestro para los que estamos aquí es más que meter datos en la cabeza", asegura, a la vez que resalta que ha aprendido más en estos meses que estudiando y trabajando. "En este viaje he visitado siete escuelas e institutos desde Infantil a Bachillerato y en el caso de Madrid a FP. Son gotas de todo lo que se está haciendo en España", sostiene.

César Bona abogó por "poner a los niños en el centro de todo por encima del currículum". La clave, según uno de los mejores profesores del mundo, es que los más pequeños de la casa tengan siempre el deseo de sentirse queridos y escuchados. El nominado al Global Teacher Prize recordó que "muchas veces hablamos de educación y nos olvidamos de una parte importante: las familias y los niños". Bona también destacó que "las escuelas deben estar abiertas para que las ideas de los niños salgan de ellas. No son adultos del futuro, sino que es ahora cuando tienen la oportunidad de opinar y de cambiar cosas".

El profesor destacó a su público del Club Faro que siempre se suele admirar lo que se hace en Finlandia, pero también se deben valorar "las cosas buenas que se están haciendo aquí". Bona invitó a los asistentes a hacer una reflexión. "Os preguntaría qué cosas os importan realmente en vuestra vida. Seguramente habréis pensando en hijos, familia o el trabajo. La escuela tiene que ser un lugar que sea parte de la vida, cualquier cosa que salga de la escuela debe ser para mejorar".

Bona lanzó otra pregunta. ¿Para qué sirve ir a la escuela? Su argumento llegó pronto. Fue directo. "Hay gente que dice que es para que los niños sean seres empleables. No", negaba uno de los maestros más populares de España en estos últimos años. Apuntó que a la escuela los niños han de ir "a aprender a ser felices o a ser felices aprendiendo". Bona defendía su argumento asegurando que esta postura no significa no escuchar en la frustración ni educar en la exigencia. "Los profesores podemos cambiar de trabajo si queremos, pero los niños no van a cambiar. Tienen que estar en las escuelas desde la infancia a la adolescencia".

César Bona invitaba tanto a los profesores como a los padres a dejar de tirarse piedras entre sí. "Hay que contar con las familias. Debemos ser equipo. No debemos enfrentarnos, tenemos que abrir la puerta a las familias para que aporten", destacaba este profesor que en la recta final de su conferencia-coloquio subió al escenario a algunos de los alumnos participantes en el Faro da Escola.