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FARO entrevista al catedrático de Derecho Penal

Javier Fernández Teruelo: "Hay que proteger a la mujer antes de que tenga que denunciar"

"Ante el pánico de verse solos, si las amenazas no funcionan, se activa el arrepentimiento ficticio"

Javier Fernández Teruelo. // Pablo Pariente

Javier Fernández Teruelo es Catedrático acreditado de Derecho Penal y experto en violencia machista. Como profesional investiga las denuncias de mujeres agredidas física y psicológicamente por sus parejas o exparejas. Tiene contacto directo con las víctimas y les da la razón: "Hay que modificar el sistema de protección".

-¿Hay más muertes ahora que antes o es que se visualizan más?

-Hace unos cuatro años que inicié mi investigación, porque comprobé que el número de denuncias se multiplicaba por 10 y que había muchas medidas, pero el número de muertes se mantiene invariable. Entre 1999 y 2015 se producen entre 50 y 70 feminicidios al año. En este ejercicio llevamos 44, pero falta la Navidad, y en esas fechas suelen aumentar los crímenes. No hay más violencia pero sí más denuncias. Se ha pasado en un década de 13.000 a 130.000. Si se multiplicara la violencia también lo haría el número de víctimas y no es así.

-¿Por qué dice que en fechas como Navidad aumentan los crímenes?

-Estadísticamente crecen en épocas de vacaciones. Pasa también en verano, y hay teorías de que es por el calor. Yo creo que no. Tiene que ver con el hecho de que la pareja pasa más tiempo junta en un mismo espacio y llega un momento que ella no lo soporta más.

-¿Cuáles son las principales conclusiones de sus investigaciones?

-La primera es que el sujeto que ha matado a su pareja o expareja es inmune a las amenazas y a la intimidación. Las órdenes de protección son irrelevantes para ellos. Un dato importante es que un 30% de ellos se suicidan o lo intentan, y el resto se entregan ellos a las autoridades y confiesan su crimen.

-¿Qué desata esa rabia que les lleva a matar?

-Esa es otra de la conclusiones. La mayor parte de los feminicidios se producen cuando el agresor detecta la ruptura de la relación. Es la no aceptación del día después. Esos hombres tienen construida su existencia en base a esa relación. De hecho, el crimen y el suicidio están planeados previamente.

-¿No hay manera de detectar a estos potenciales asesinos?

-Ésta es una de las cosas que hay que cambiar. De hecho se están modificando los test que se realizan, porque ahora detectan el riesgo de reiteración, pero no el perfil con las características del que puede llegar a matar.

-¿Cuál es el perfil?

-El de un hombre dependiente, con un modelo cultural y personal construido en esa relación como base de su existencia. Muy celoso. Físicamente no tiene por qué ser muy violento, pero sí lo es psicológicamente. Anuncia la muerte a su pareja, la suya propia e incluso la de sus hijos, provocando que la víctima, por miedo, se autosometa y sufran síndromes propios de presos de guerra e incluso el de Estocolmo. En realidad ellos sufren trastornos adaptativos, sienten que son las víctimas, tienen una baja estima y se infravaloran, porque en realidad son conscientes de su enorme dependencia. Ante el pánico de verse solos, si las amenazas no funcionan, se activa el arrepentimiento ficticio para intentar recuperar el control. Utilizan todas las herramientas que se les ocurren.

-Si ellas dan el paso y denuncian...

-Corren muchos riesgos. De hecho, ¿dónde las matan? En su propio domicilio.

-¿Y cómo se puede evitar?

-Uno de las modificaciones que hay que hacer es que no sea necesario denunciar para que se active el sistema, como ocurre ahora, porque esa denuncia o simplemente el anuncio de separación ya provoca al agresor. El problema es que si la mujer no denuncia no se puede hacer nada, pero si denuncia no está protegida, porque una orden de alejamiento, de protección, para el agresor es irrelevante. Debe lograrse que la víctima pueda pedir y recibir ayuda antes de anunciar la ruptura al maltratador.

-¿Funciona mal el sistema?

-Funciona de manera razonable en algunas cosas y en otras no. Se ha mejorado mucho, pero queda mucho por hacer.

-Aumenta la violencia machista entre los jóvenes.

-Porque están siendo formados en el mismo modelo cultural y eso es muy difícil de cambiar. Existe hasta un "lobby" de presión que habla de denuncias falsas amparados en el anonimato y descalifica todo lo que se hace. Por eso hay que amparar el trabajo en datos y no en opiniones.

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