Ainhoa acaba de pasar a primero de la ESO. Sale del instituto, el Rosais 2, en Vigo, a las 3 de la tarde y, después de comer, dedica cerca de dos horas a estudiar y hacer los deberes. A las seis acude a clases de música, una de sus grandes pasiones. Sale a las 9 de la noche así que solo le queda tiempo para ducharse, cenar y a la cama. Ainhoa es una niña responsable y asegura que "es normal que les pongan deberes, ya que es la forma de que los profesores vean que hemos entendido las lecciones", pero lamenta que muchas veces esas tareas sean excesivas y no le de tiempo a descansar un poco después de tantas horas de clases.

Lejos de lo que podríamos pensar al preguntar a los propios niños sobre si están de acuerdo o no con los deberes -seguramente una frase del tipo "no me gustan nada, deberían de estar prohibidos"- la percepción de Ainhoa, comprensiva con la necesidad de realizar algunas tareas en casa pero solicitando una mayor coordinación entre los docentes para que el trabajo sea más llevadero, es la que más se repite entre los alumnos en edad escolar y entre la mayor parte de sus padres.

El debate sobre los deberes es recurrente desde hace bastantes años. De nuevo se avivó hace unos meses tras la publicación de un estudio de la OCDE que concluía que los niños españoles superan las seis horas semanales de deberes, más allá del umbral que desde la OCDE reconocen como eficaz, que son unas cuatro horas. Los niños rusos son los que más tiempo dedican a las tareas en casa, casi diez horas semanales, seguidos de los italianos con más de ocho, de los irlandeses con más de siete y de los polacos con casi siete. España así se sitúa como el quinto país de la OCDE en el que más tiempo dedican a los deberes los niños. Finlandia y Corea del Sur, que son referencia en Educación, resultan ser los que menos deberes mandan para casa, con menos de tres horas por semana.

La principal asociación de padres y madres de alumnos de la escuela pública, Ceapa, (que agrupa a 12.000 asociaciones de la escuela pública) lleva tiempo defendiendo que "fuera del horario lectivo, el alumnado tiene que dedicarse al ocio y el tiempo libre, no a seguir en casa alargando su jornada". Y ha llamado a las familias a la "insumisión" contra las tareas escolares. Bajo la premisa de que hay que "recuperar el tiempo libre para los niños", pide a los profesores que no pongan deberes para los fines de semana de noviembre. Si los docentes no les hacen caso, ha instado a las familias a negarse a que sus hijos los hagan, aunque esto les baje la nota. Para ello han repartido entre las familias un documento que puedan entregar al colegio en el que se explica que "mi hijo no lleva deberes por una decisión familiar".

Ceapa es consciente de que muchos profesores critican que esta campaña cuestiona la autoridad del docente pero aseguran que eso no es cierto: "Si los docentes colaboran con la campaña, que creemos que la mayoría lo hará de buen grado, no existirá conflicto alguno y nadie quedará cuestionado", apuntan.

Sin embargo, muchos profesores no están convencidos de esta iniciativa. Julio Díaz, presidente del sindicato de profesores Anpe en Galicia asume que "los profesores nos tenemos que sentar y colaborar con los padres para racionalizar los deberes y que estén bien compensados pero no entendemos que Ceapa haya sacado el pie del tiesto de este modo ya que nos desautorizan totalmente", advierte el docente. Díaz recuerda que "los profesores tienen que mantener un estatus ante los alumnos" y que los padres deben de ser coherentes y no inmiscuirse en su forma de trabajar. "El profesorado tiene que seguir con esta dinámica siempre que lo crea oportuno y los padres tienen que entender que los deberes suponen un trabajo extra para nosotros y realmente lo hacemos porque creemos que son eficientes y necesarios", justifica.

Díaz desmonta el argumento de los padres para exigir menos deberes basado en que necesitan más tiempo para la vida familiar ya que, indica, "los deberes llevan a los niños aproximadamente una hora y media pero dedican mucho más tiempo a ver la televisión y a las nuevas tecnologías, además de las muchas actividades extraescolares a las que les apuntan, por lo que no tienen ningún sentido decir que son los deberes lo que les impide disfrutar de sus hijos", considera.

Por otra parte, Díaz critica que muchos padres, al no tener tiempo para que sus hijos hagan los deberes, "optan por hacérselos ellos y dejan a los niños desconectados de sus obligaciones". "Queremos a los padres a nuestro lado y no enfrentados", concluye Díaz.

Pero, ¿qué son "deberes racionales"? Los profesores apuntan que lo adecuado sería no poner ninguno en el primer ciclo de Primaria (1º y 2º) y, a partir de tercero, empezar con diez minutos diarios e ir sumando diez minutos cada año.

"Lo ideal sería no mandar deberes que supongan más de lo mismo, aquellos en que se repiten automáticamente los contenidos, ya que es muy tedioso, sino fomentar la creatividad con otro tipo de deberes", apunta Manuela del Palacio, presidenta de la Sección Educativa del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia.

La psicóloga, que trabaja además como orientadora en un instituto vigués, asegura que no es adecuado desapuntar a los niños de actividades deportivas o artísticas por culpa de los deberes ya que "necesitan hacer otro tipo de actividades porque se pasan muchas horas sentados en clase y necesitan canalizar toda su energía". Sin embargo, esto no significa que esté a favor de eliminar los deberes. "Lo que hay que hacer es racionalizarlos y que puedan hacerlos los niños solos para que desarrollen su responsabilidad y aprendan a gestionar su tiempo", aconseja.

Los padres también apuestan por un tipo de deberes más creativos, que no supongan una continuidad de lo que han estado haciendo en clase. "¿Por qué no mandarles, por ejemplo durante un puente, que vayan a ver un museo, que recojan hojas del campo para hacer un herbolario o que investiguen sobre algún tema? Sería una forma de fomentar que los niños realicen actividades instructivas con sus familias y aprendan de una forma diferente y más lúdica", sugiere Vanesa Villa, presidenta de Surgapa (Federación de APAs del Sur-Oeste de Galicia).

Villa apuesta también por que los profesores hagan un intento de "individualizar los deberes". "Cada niño tiene unas necesidades diferentes; unos necesitan reforzar unos conocimientos y para otros puede ser perjudicial un ejercicio repetitivo... es complicado pero posible", considera.

Por su parte, Bertila Fernández, portavoz de Foanpas (Federación Olívica de Asociacións de Nais e Pais de Alumnos de Vigo e comarca) advierte que el tema de los deberes "preocupa mucho a los padres, por lo que este mes vamos a debatirlo en las asociaciones con la intención de publicar un documento con las conclusiones". La portavoz se defiende ante los profesores que tachan a los padres de intrusivos; "Nosotros no somos pedagogos pero observamos a nuestros hijos y tenemos derecho a opinar; vemos que los deberes deberían estar mucho más coordinados entre los profesores y no restringirse a los ejercicios de los libros sino cambiar un poco el concepto y apostar por otras formas más participativas", concluye.

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