Investigadores del grupo de Neurobiología Molecular, dirigido por la doctora Ángeles Almeida, del IBSAL y del IBFG (Universidad de Salamanca y CSIC), han descubierto que la información genética determina la mejor o peor recuperación cerebral tras padecer un ictus.

La hemorragia intracerebral se produce cuando se rompe un vaso sanguíneo en el cerebro de forma espontánea no traumática y este tipo de ictus es el que mayor tasa de mortalidad tiene, ya que la mitad de las personas que lo sufren no sobrevive al primer mes. Quienes lo hacen tienen un elevado riesgo de padecer secuelas. no existe un tratamiento médico específico y las soluciones existentes sólo son efectivas en un pequeño porcentaje de casos, a lo que hay que añadir el elevado gasto sociosanitario.

En el estudio ahora realizado se demuestra que la recuperación en estos pacientes viene determinada por su genética. Mediante el análisis de un polimorfismo conocido del gen Tp53 humano, esto es, una mutación puntual en el ADN que está presente en un elevado porcentaje de la población, los investigadores del grupo de la doctora Almeida han comprobado que las dos variantes de la proteína, p53-Arginina o p53-Prolina, determinan el pronóstico funcional tras un ictus.