"No me parece mal que se esparzan las cenizas si el difunto tenía esa voluntad", asegura Josefa Plaza, que ayer se encontraba en el cementerio vigués de Pereiró. La mayoría de los que acudieron a adecentar los nichos y panteones de cara al día de Todos los Santos no se cuestiona esparcir las cenizas si un ser querido lo desea pero prefiere poder acudir al camposanto a rezar por él.

"A mí no me gusta ni llevarlas al mar ni tenerlas en casa. Cada cosa en su sitio. Aunque se opte por la cremación creo que los restos deberían venir al cementerio. Lo que no puede ser es que después la gente descuide los nichos y los féretros y los tengan sucios y llenos de zarzas. Yo soy muy devota de cuidar a los que se fueron", cuenta Balbina Montes, que ayer acudió a un entierro en Pereiró. Montes tiene a su marido enfermo y asegura que ya ha dejado órdenes para cuando ambos falten: "Quiero que me lleven al cementerio con la caja como siempre".

Ricardo Calero y Purificación Varela optan porque las cenizas "se queden en el cementerio" en cualquier caso. "Si tienes un animal y lo entierras no vas a esparcir a una persona", plantea Varela mientras Calero puntualiza que el Papa "no se debería meter en estos asuntos". "Es verdad que hay cosas más importantes que reformar en la Iglesia", añade ella.

"Cada familia tiene derecho a hacer con sus seres queridos lo que estime oportuno y por eso no se es ni más ni menos católico", apunta Luis Blanco. Un testimonio con el que coincide Mercedes Romero, quien afirma que no tendría las cenizas en su casa pero sí las esparciría en un lugar importante para el difunto.