Las poblaciones de pino de la costa atlántica son más sensibles a las heladas que las continentales. Así se desprende de la tesis de Eva Prada centrada en la tolerancia a la caída inesperada de las temperaturas de las diferentes familias "de la especie forestal más importante de Galicia". Como contrapartida, los ejemplares atlánticos, con un crecimiento más rápido, pueden ver favorecidos ante un aumento de la temperatura.

El cambio climático altera la duración de las estaciones y las bajas temperaturas que se producen de forma aislada son un factor que limita la producción y distribución geográfica de las especies, que detienen su crecimiento en invierno. La tesis "Pinus pinaster Ait. Resistencia a heladas bajo condiciones controladas" trata de averiguar qué sucedería cuando "el ritmo de adaptación de una planta no es suficiente para salvar un cambio climático brusco". Para su estudio, esta ingeniera forestal reunió en una parcela en Celanova ejemplares de la costa atlántica, procedentes de Galicia, Portugal y Francia, y árboles continentales originarios de Soria, Segovia y Marruecos. "El aumento de la temperatura global favorece a los niños de crecimiento más rápido, pero si esta subida trae sequías, este tipo de pinos atlánticos se vería más afectado en su crecimiento", apunta.