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Un mercado en expansión

El esplendor de la segunda mano

El sector vive un momento de crecimiento con tiendas que florecen por doquier

Jorge Correas vende material ortopédico usado. // A. Irago

La segunda mano experimentó un crecimiento espectacular en 2015: a nivel nacional movió 930 millones de euros, un 56% más que el año anterior, según la empresa Vibbo. Este dato certifica la buena salud de un mercado que llegó como un salvavidas en tiempos económicamente difíciles y que se ha quedado aupado por la moda vintage, el kitsch y también gracias a una nueva manera de entender el consumo mucho más responsable. Los negocios dedicados a los artículos usados se han multiplicado y corroboran el auge de la venta de ocasión.

El mayor exponente físico de la segunda mano es la marca Cash Converters. Desembarcó en la calle Urzáiz de Vigo hace 18 años y alberga todo tipo de productos. "La gente no sabe que llevamos tanto tiempo aquí porque antes la segunda mano no estaba de moda, el apogeo comenzó hace cinco o seis años", relata Miguel Rodríguez, responsable de la cadena en la ciudad. Cuenta que esta tendencia llegó más tarde a Galicia que a otras partes de España o Europa, pero que se ha asentado en terreno firme: "Ya no solo por necesidad, se ha puesto de moda, la idea que teníamos de que había que guardarlo todo por si acaso y acumular por acumular se está borrando, queremos darle una vida útil a los productos", explica.

El empuje de personajes famosos que confiesan comprar productos de segunda mano también ha servido para afianzar el sector. El último en hacerlo fue el multimillonario y fundador de Ikea Ingvar Kamprad. No solo viste ropa de segunda mano, sino que además consume productos cercanos a caducar. Un ejemplo de no derroche. Eva Mendes confesó perderse en los mercadillos de segunda mano para escoger sus prendas y Shailene Woodley, ídolo de adolescentes, afirmó que solo compra ropa usada porque quiere ser "ser responsable y vivir en armonía con la naturaleza".

La ropa tiene un amplio mercado, pero los productos que más triunfan son los tecnológicos. "Funciona muy bien el sistema de trueque: nos traes un teléfono viejo, por ejemplo, y te llevas el modelo nuevo", explica Rodríguez. Cada día se cierran en España transacciones por valor de más de 2,5 millones de euros entre particulares, 663.000 corresponden a las que se realizan con objetos de electrónica, hogar, ocio y deportes, moda o artículos para niños y bebés. Los objetos de menor valor, los que oscilan entre los 5 y 10 euros, son los que mejor funcionan en este mercado. Su venta es muy sencilla y los intercambios llegaron a representar en 2015 el 67% del total de las compraventas. Rodríguez reconoce que estos productos se enfrentan a un temor entre los consumidores, el de que sean robados o no tengan garantía. "Todos los productos de nuestra tienda pasan antes un control policial, además pedimos el DNI a todas las personas que vienen a vender algo y ofrecemos un año de garantía".

Pero el mercado también tiene capacidad para grandes productos como los vehículos de ocasión. El año pasado se cerró con un aumento del 6% en las ventas. Los vendedores locales también confirman una mejora. "El incremento es enorme, cada año teníamos un stock de unas 25 motos de segunda mando, ahora no juntamos más de 4 o 5", afirma Juan Davila, jefe de ventas de Motos Ponte. Davila lo achaca a un efecto dominó: "Los vehículos que se recogen están en mejores condiciones que antes, los usuarios ven que ofrecen garantías similares a las de una moto nueva, así que venden la suya e invierten rápidamente en comprar algo mejor que lo que tienen".

Adiós a los prejuicios contra los productos usados

  • Los artículos usados se han tenido que enfrentar a algunos prejuicios para triunfar. Para sectores como la alimentación o la puericultura parecía imposible meter cabeza en este mercado, pero lo han conseguido. "Vender productos de cocina, por ejemplo, era difícil porque la gente pensaba, ¿quién habrá hecho zumo en este exprimidor?, pero vas a un bar y por el vaso en el que te sirven el café han bebido antes miles de personas", argumenta Rodríguez, de Cash Converters.A los rechazos se tuvo que enfrentar también Jorge Correas cuando montó su negocio, Second Orthopedic. "Al principio era algo desconocido y la gente lo miraba raro, pero la aceptación ahora es muy buena", relata. En su tienda de la calle Florida vende material ortopédico que ya ha sido usado. "Fuimos pioneros, yo venía del sector y sabía que esto se hacía en otros países como Holanda o Inglaterra", cuenta. Así que se lanzó y lleva dos años vendiendo sillas de ruedas, camas o muletas. "Desde que abrimos, todos los meses hemos tenido crecimiento". La demanda traspasa las fronteras gallegas y recibe pedidos de toda España. "Se me ha ido un poco de las manos", bromea.En muchas ocasiones el material que recoge está seminuevo. "A veces me da pena porque me traen cosas que no tengo capacidad para comercializar o mismo para guardar pero que son de gran utilidad y tengo que rechazarlas", explica. Correas asegura que ha notado un cambio de mentalidad en los consumidores: "Hay que reciclar los materiales, si algo está nuevo ¿para qué lo vas a tirar?".

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