"En la Facultade de Belas Artes de la Universidade de Vigo, desde 1990 cuando echó a andar, el porcentaje de matriculaciones se ha mantenido en una proporción próxima al 70% - 30% a favor de las mujeres, pero este panorama no se refleja todavía en el mundo profesional", recuerda Rosario Sarmiento, comisaria de la exposición "Mulleres do silencio. De Maruja Mallo a Angela de la Cruz" que se inauguró ayer en el Museo de Arte Contemporánea (MARCO) de Vigo. La muestra reivindica la visibilidad de las mujeres artistas en Galicia y toma como referente el acceso a una formación académica que les permite afianzar su carácter profesional.

Esta exposición que reúne a veintiuna artistas supone una revisión actualizada de "A arte inexistente", una muestra que comisarió Rosario Sarmiento para el Auditorio de Galicia en 1995 que incluyó obras de mujeres artistas gallegas del siglo XX. "La diferencia entre ambas exposiciones es que el espacio cronológico está más acotado en esta porque abarca desde los años treinta hasta 1995. El recorrido cronológico de cada artista también es mayor, se trabaja más en su contexto precisamente para poner en valor la presencia e importancia de algunas de ellas", explicó Sarmiento.

"Mulleres do silencio" se puede visitar en el MARCO hasta el 16 de abril del próximo año y coincidirá en el tiempo con otra muestra, comisariada por Anxela Caramés, que ocupará el primer piso del museo vigués a partir de enero, y supondrá un acercamiento a las prácticas artísticas femeninas a partir de la década de los noventa.

La muestra se estructura en cuatro ámbitos en los que se profundiza sobre el contexto en el que trabajaron estas mujeres, resaltando su "insignificante protagonismo" en los movimientos de vanguardia anteriores a la Guerra Civil, la obligada emigración de muchas de ellas en la posguerra, el impulso dinamizador que generó la llegada de la democracia en las artes plásticas gallegas y, finalmente, los nuevos escenarios formativos en los que se iniciarán con la llegada del siglo XXI.

En la primera de las salas, presidida por las obras de Maruja Mallo y Julia Minguillón, ambas formadas en la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando, se pueden ver unos dibujos que hizo Mallo mientras estaba escondida en Lavadores antes de verse forzada a emigrar por la guerra. Unos trazos que realizó precisamente un 14 de octubre de 1936 -coincidiendo con la fecha de la inauguración de esta muestra, ochenta años después- donde ya se observan sus característicos rasgos.

La posguerra está marcada por el exilio de muchas de las artistas, que se formaron fuera y bebieron de otros movimientos, como es el caso de la expresionista Mercedes Ruibal, que trabajó en Argentina con Laxeiro, y de Elena Colmeiro, hija del pintor Manuel Colmeiro. "En el barro la técnica es agradecida pero, ¿qué es lo que uno va a expresar con esa técnica? Esa es la parte difícil", comentó Colmeiro ayer durante la visita a la muestra junto a sus esculturas de barro.

La renovación de las artes plásticas en España hace avanzar hasta obras de los años ochenta con representantes como la viguesa Menchu Lamas, la escultora María Xosé Díaz y el triunfo en el exilio de Angela de la Cruz, que fue finalista del prestigioso premio Turner de pintura. "Hay mucha coherencia en la obra de Manuchu Lamas", apuntó Sarmiento. Por su parte, Lamas destacó que en sus cuadros seleccionados para esta exhibición hay dos momentos muy claros. "En los ochenta los colores son más cálidos y la imagen está construida por la pincelada propia del color que es la que va creando las formas", explicó. Mientras que en sus obras de los noventa "la temperatura se bajó y la geometría salió a la luz". "En 'Atlántica' era la única mujer. La cosa ha avanzado muchísimo desde los ochenta aunque el hecho es que aún sigue siendo una lucha muy grande", aseguró.

La década de los noventa, marcada por la puesta en marcha de la Facultade de Belas Artes y el Centro Galego de Arte Contemporána, propicia un mayor acceso de las mujeres al circuito del arte. Almudena Fernández Fariña, de la primera promoción de esa facultad, realizó un mural en el museo -"Guárdate ese mal genio"- en exclusiva para la exhibición.