Samsung Electronics rebajó ayer sustancialmente sus previsiones de resultados para el tercer trimestre apenas un día después de anunciar que deja de producir el teléfono Galaxy Note 7 por los repetidos casos de combustión del dispositivo. Así, la cifra ha quedado por el momento en unos 5,2 billones de wones (unos 4.192 millones de euros), lo que vendría a suponer un 29,63 por ciento menos comparado con el tercer trimestre de 2015 y un 33,3 por ciento menos en relación al dato preliminar presentado el viernes.

Ya que tanto los aparatos afectados por el fallo de sobrecalentamiento como sus también defectuosos repuestos se estiman peligrosos y no aptos para el uso, Samsung debe devolver a sus clientes el importe (859 euros en la UE) de los más de 2 millones de terminales vendidos.

Esto le obliga a recalcular su pronóstico de facturación para julio-septiembre y reducirlo hasta 47 billones de wones (unos 37.859 millones de euros). La cifra implica un 4,09 por ciento menos comparado con las previsiones, cuando el proceso de revisión y sustitución de teléfonos aún parecía ir por buen camino, y un 8,94 por ciento menos con respecto a lo que se embolsó en el tercer trimestre de 2015.