"Es la primera misión en orbitar un cometa y seguirlo en su paso por el Sistema Solar interior". Este es solo uno de los hitos tecnológicos que la nave Rosetta ha conseguido y que destaca Pedro Pablo Campo, investigador del Observatorio Astronómico Ramón María Aller. Pero su hazaña no se queda ahí. Ha podido estudiar el proceso de sublimación del gas (como cambia desde el estado sólido sin pasar por el líquido), tomar datos de asteroides, el -teins y Lutetia, y fue capaz de funcionar con paneles solares desde la órbita de Júpiter, a pesar de la baja irradiación solar.

Pero lo más destacable es para qué van a servir todos los datos que ha recogido. "Van a proporcionar información importantísima sobre la estructura de los cometas y su composición, además de los procesos que se ponen en marcha cuando el cometa se aproxima al Sol y que forman la coma y la cola del cometa", explica Campo.

Estos cuerpos celestes son clave para entender el Sistema Solar porque, como explica Campo, "es posible que hayan transportado agua al Sistema Solar interior durante su formación", la clave de la vida en la Tierra. Además, añade que también se quiere averiguar si los cometas aportaron una serie de moléculas complejas "que son por así decirlo ´los ladrillos de la vida´, pues son precursores de moléculas orgánicas".

Los expertos prevén que las conclusiones científicas de esta misión, que todavía están por llegar, revolucionen las teorías de cómo se ha formado el Sistema Solar y los cometas.

En resumen, la humanidad está ya más cerca de entender cómo se formó la vida en el planeta Tierra y de obtener pistas sobre el lugar más favorable para buscar vida fuera de ella.