El Papa Francisco lanzó ayer un mensaje contra la corrupción y advirtió de que sus efectos son similares a los de las drogas. "Alguno se comporta con la corrupción como con las drogas: cree que puede usarla y después dejarla cuando quiera. De pronto se empieza con una mancha por aquí, un soborno por allá y entre estas y aquellas lentamente pierde la propia libertad", previno antes del rezo del Ángelus junto a los fieles en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

Francisco hizo hincapié, siguiendo la enseñanza del pasaje evangélico del domingo, en que toda vida consiste en "una decisión constante entre dos caminos", que son "la honestidad o la deshonestidad, la fidelidad o la infidelidad, el egoísmo o el altruismo, el bien o el mal". "No se puede oscilar entre uno y otro, porque se mueven con lógicas distintas y excluyentes. Ningún siervo puede servir a dos patrones, porque amará a uno y odiará al otro o bien se ocupará de uno y desatenderá al otro", apostilló.

Además de esto, subrayó que la corrupción tiene también otros efectos como que "genera pobreza, explotación y sufrimiento". "Cuántas víctimas hay en el mundo de esta difusa corrupción", se lamentó.

En su comentario al Evangelio, el Pontífice ha puesto de relieve el llamado de Jesús a "responder con la astucia cristiana" a la corrupción de la lógica del mundo, y a pedir al Espíritu Santo que conceda esta "astucia", que consiste en "alejarse del espíritu y de los valores del mundo, que tanto gustan al demonio, para vivir según el Evangelio".

"La mundanidad ¿cómo se manifiesta? Se manifiesta con actitudes de corrupción, de engaño, de opresión y constituye el camino más equivocado, el camino del pecado. Uno lleva al otro. Es como una cadena. Es verdad que es el camino más cómo de recorrer, generalmente", explicó.

Por ello, ha invitado a los cristianos a "servir al patrón justo, Dios", mediante "la gratuidad y la donación de sí mismos a los demás" y a seguir "la lógica del Evangelio" que convierte a los hombres en "artesanos de la justicia" y es capaz de "abrir horizontes de esperanza y paz para la Humanidad".

"Que la virgen María nos ayude a escoger siempre y a cualquier precio el camino justo y a encontrar el valor de ir a contracorriente para seguir a Jesús en el Evangelio", expresó el Pontífice.

Una nueva sorpresa

El Papa ha vuelto a sorprender a sus fieles. Esta semana ha visitado sin previo aviso, coincidiendo con el tradicional "Viernes de la Misericordia" en el marco del Jubileo, el pabellón de neonatos de un hospital y una casa con enfermos terminales de Roma, unas visitas con las que ha querido subrayar la importancia de la vida, desde su primer instante hasta su final natural.

La primera parada del Papa fue el servicio de emergencias y el pabellón de neonatología del Hospital San Giovanni de Roma, donde están internados una decena de niños con varias patologías neonatales. Cinco pequeños --dos de ellos gemelos-- se encuentran muy graves en la sección de terapia intensiva.

Ante la sorpresa del personal del centro ante su visita, el Papa se ha sometido a todas las precauciones higiénicas. Bergoglio se ha detenido junto a cada incubadora y ha saludado a los padres y a las madres presentes, dándoles consuelo y valor, según informó Radio Vaticana.